Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
CRÍTICA: «FALL»

Este vértigo no es el de Hitchcock

No voy a andarme por las ramas y adelanto que esta película parece apropiada, más que para gente que le guste el cine, para la audiencia televisiva de “El Conquis”. Me refiero a que explota la moda del deporte de riesgo y aventura desde la perspectiva adrenalínica que conlleva la utilización de dispositivos móviles para subir a las redes determinados desafíos extremos o directamente suicidas. De hecho, la pareja protagónica se compone de una escaladora y una youtuber a las que les da lo mismo hacer una peligrosa ascensión que cualquier tipo de locura al borde de la muerte, con tal de tener seguidores en sus cuentas de Internet. Su nuevo reto consiste en subir a lo alto de una torre abandonada de comunicaciones de 600 metros en medio del desierto de Mojave antes de que la derriben y, para asegurar el espectáculo, además de con la cámara de su móvil contarán con un dron para las tomas aéreas, que se convierte en elemento decisivo a la hora de pedir ayuda cuando su odisea se complique.

Sin necesidad de desvelar nada sobre el suspense gradual que envuelve a la accidentada gesta de las dos chicas, y sin entrar tampoco en la pericia técnica con que han sido grabadas las escenas al borde del vacío, sí puedo desvelar que la melodramatización que sirve de relleno para completar la duración comercial es muy pobre. A tal fin, hay un prólogo en el que las amigas escalan una pared con un tercer acompañante, que resulta ser la pareja fallecida de una de las dos, motivo del conflicto triangular que terminará saliendo a la luz durante el rescate. Y como lo de la infidelidad no da, el director, productor y coguionista Scott Mann introduce pesadillas y delirios, a cuenta de los buitres amenazantes que esperan a que la superviviente final se transforme en carroña.