Iñaki LEKUONA
AZKEN PUNTUA

Conjugar

Hace unos meses, en su viaje oficial a Argelia, Macron opinó que «sería bueno para conjurar el pasado» que las selecciones de fútbol de ambos países jugaran lo antes posible un partido amistoso, porque el último, el de París en 2001, acabó con goleada bleu en un estadio lleno que había pitado la marsellesa, que luego animó mayoritariamente a los once zorros del desierto y que en el minuto 76, con 4-1 en el marcador, invadió el terreno de juego con decenas de banderas verdiblancas.

No opinó, sin embargo, que sería bueno que Francia reflexionara no sólo sobre su política colonial y post colonial, sino también sobre su política inmigratoria, cuyo fracaso quedó en evidencia en aquel partido. Para él, es deporte, sólo deporte. Claro. Por eso se interpretan, se aplauden y se pitan himnos. Por eso se descuelgan banderas que llaman nacionales pero que son reflejo de unas fronteras que nada tienen que ver con el deporte si no es el de deportar.

Ayer Biarritz se convirtió en capital de un mundial en el que participarán 34 selecciones de pelota vasca entre las que no se encontrará la selección vasca de pelota, no está representado con voz propia el país que da nombre al juego y a la competición. Aquí no hay pasado que conjurar, sino futuros y banderas diferentes que conjugar.