EDITORIALA

Un servicio que favorece a usuarios y no usuarios

En un espacio corto de tiempo, apenas cuatro años en el caso de Bilbo y de ahí para abajo en Donostia e Iruñea, los servicios de alquiler de bicicletas eléctricas -también presentes en Ipar Euskal Herria- han tenido un grado de aceptación social muy importante, lo que pone de relieve la demanda que existía y el acierto a la hora de darle respuesta. Un éxito compartido a pesar de que en cada ciudad la fórmula elegida ha sido diferente, y en cierto modo también el carácter de la propia oferta, desde una vocación eminentemente pública, como la de la capital vizcaina, hasta una mucho más onerosa, como la iruindarra.

Partiendo de esa base, importante, las tres tienen puntos fuertes que las diferencian del resto (precios y descuentos, facilidad de acceso, red viaria, estaciones de carga...), pero el resultado es satisfactorio en términos generales. La excepción en Hego Euskal Herria es Gasteiz, donde no existe un servicio de estas características, y desde hace diez años tampoco de alquiler de bicicletas mecánicas, lo que es asombroso en una ciudad que fue pionera, donde hay tradición de desplazamiento sobre dos ruedas y en la que la orografía ayuda. El buen resultado del resto y la propia inercia de los tiempos probablemente hagan que se revierta la ausencia.

En un contexto de creciente urbanización de la sociedad, una tendencia global a la que no escapa nuestro país, y con la crisis climática como amenaza existencial, garantizar medios de transporte sostenibles en las ciudades es un objetivo de primer orden, y la bicicleta tiene capacidad para sobresalir en la gama de alternativas siempre que haya una política que promueva su uso. Algunos países de Europa nos llevan delantera, pero la experiencia de estos años muestra que no tenemos que resignarnos a ir a la cola del pelotón. Los beneficios del uso generalizado de la bicicleta van más allá de los climáticos o medioambientales, pues sirven para descongestionar unas urbes que parecían cotos privados de los coches y que son cada vez más amables con las personas. El servicio de alquiler de bicicletas ha sido, en este sentido, una gran noticia para sus usuarios, pero también para quienes no lo son.