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SEÚL

Pyongyang replica con más misiles al despliegue de bombarderos de EEUU

El lanzamiento de otros cuatro misiles de corto alcance norcoreanos sobre el mar Amarillo se suma a más de una treintena en siete días, en respuesta a las maniobras realizadas durante toda la semana por Corea del Sur y Estados Unidos en la zona y que ayer se vieron reforzadas con bombarderos estadounidenses de largo alcance.

Bombarderos pesados B-1B, cuatro  F-16 de EEUU y cuatro F-35 surcoreanos sobrevolando Corea del Sur.
Bombarderos pesados B-1B, cuatro F-16 de EEUU y cuatro F-35 surcoreanos sobrevolando Corea del Sur. (Ministerio de Defensa de Corea del Sur | AFP)

La tensión en la península de Corea continúa, alimentada por acciones militares a ambos lados del paralelo 38. Corea del Sur detectó ayer el lanzamiento de cuatro misiles norcoreanos «hacia el Mar Occidental (Mar Amarillo), en un plazo de siete minutos a una altitud de unos 20 km y una velocidad de Mach 5 (cinco veces la velocidad del sonido).

Se suma a una cantidad inédita de lanzamientos esta semana, en respuesta a los ejercicios conjuntos de Corea del Sur y EEUU ‘Tormenta Vigilante’.

Precisamente, unas horas antes, Seúl había anunciado la participación de dos bombarderos supersónicos estadounidenses B-1B, cuatro F-35A de Corea del Sur y cuatro F-16 estadounidenses en la última jornada de estas maniobras.

El B-1B es descrito como «columna vertebral de la fuerza de bombarderos de largo alcance de EEUU», lo que hace que Pyongyang considere su despliegue una «amenaza significativa». Está concebido para llevar armas nucleares, aunque Washington solo lo ha usado en misiones de combate convencionales desde mediados de los 90, según su constructor, Boeing.

Se utilizó sobre todo en Irak, Afganistán y Libia. Puede transportar hasta 34 toneladas de misiles o bombas guiadas por láser y su repostaje en aire le permite atacar en cualquier parte del mundo.

Pyongyang calificó el ejercicio ‘Tormenta Vigilante’ como una «maniobra militar agresiva y provocadora», amenazando a Seúl y Washington con hacerles «pagar el precio más horrible de la historia». Iniciada el 31 de octubre, es la serie de maniobras más grande jamás organizada conjuntamente por Corea del Sur y EEUU. Originalmente programados hasta el viernes, los ejercicios se extendieron hasta ayer después de que Corea del Norte aumentara sus lanzamientos de misiles en los últimos días -alrededor de una treintena el miércoles y el jueves-, incluido el aparentemente fallido de un misil balístico intercontinental (ICBM) en dirección al Mar de Japón.

El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, habló de una «invasión territorial de facto» al caer uno de ellos en las aguas territoriales del sur por primera vez desde el final de la Guerra de Corea en 1953.

Si las maniobras militares de EEUU y Corea del Sur siempre han sido vistas por Pyongyang como ensayos generales para una invasión de su territorio, las maniobras aéreas le preocupan especialmente, porque su fuerza aérea es uno de los puntos más débiles, tanto en tecnología como en la experiencia de los pilotos.

El viernes Corea del Sur desplegó unos 80 aviones furtivos F-35A -que Pyongyang teme como herramienta ideal para llevar a cabo «ataques relámpago»- tras detectar 180 aviones de combate en el espacio aéreo de Corea del Norte, otro episodio en el espectacular aumento de la tensión en las últimas semanas.