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PRISTINA

La minoría serbia se revuelve en Kosovo, que mantiene el pulso

La tensión aumenta en Kosovo tras la dimisión de los representantes institucionales serbokosovares. Belgrado reclamó a EEUU y la UE que presionen al Gobierno kosovar, pero Pristina mantiene el pulso y acusa a Serbia de querer desestabilizar el país.

Manifestación de serbokosovares en Mitrovica.
Manifestación de serbokosovares en Mitrovica. (Armend NIMANI | AFP)

El ministro serbio de Exteriores, Ivica Dacic, pidió ayer a la Unión Europea (UE) y a EEUU que usen su influencia en Kosovo para conseguir que Pristina cumpla lo acordado hasta ahora en diez años de diálogo como condición para que los serbokosovares vuelvan a las instituciones de Kosovo.

Si EEUU y la UE «no pueden con (el primer ministro kosovar, el ultranacionalista Albin) Kurti, entonces ello o es muestra de su impotencia o de su consentimiento tácito y su trabajo conjunto», añadió.

«Las máscaras deben caer para que se vea con claridad si el Acuerdo de Bruselas todavía existe o no», insistió Dacic.

Los representantes de los serbios del norte de Kosovo dimitieron el sábado de todos los organismos públicos del país por el ultimátum de Kurti a los serbokosovares para que cambien las matrículas de automóviles emitidas en Serbia por placas oficiales de Kosovo.

Pristina destituyó el viernes al director serbio de la policía del norte por su negativa a cumplir esa orden.

Además, exigen al Gobierno kosovar la creación de una asociación de municipios serbokosovares, acordada en 2013, en el diálogo auspiciado por la UE, para establecer una autonomía administrativa para esta minoría. Se estima que unos 150.000 serbios viven en Kosovo, la región que se independizó unilateralmente de Serbia en 2008 y está poblada mayoritariamente por albaneses. La mitad de estos serbokosovares vive en cuatro municipios en el norte de Kosovo.

Al día siguiente de la dimisión de sus representantes institucionales, unos 10.000 serbokosovares reivindicaron en Mitrovica que se consideran parte de Serbia y rechazaron la autoridad de Pristina.

Pese al aumento de la tensión, Kurti insistió ayer en mantener el ultimátum a los serbokosovares para que cambien las matrículas serbias por las kosovares, y acusó a Belgrado de querer desestabilizar el país.

A su juicio, la reacción de los serbios es el intento de Belgrado de encubrir su negativa a un nuevo plan franco-alemán para buscar un acuerdo entre Kosovo y Serbia. Belgrado rechaza este plan, que incluye el reconocimiento de la independencia de su exprovincia a cambio de una difusa promesa de la entrada de Serbia en la UE.