Tras la COP27: «Cada vez cuesta más ver la botella medio llena»
Los investigadores Unai Pascual y Aiora Zabala valoraron ayer en NAIZ Irratia los resultados de la última COP27. Aunque con tonos diferentes, ambos coinciden en la flagrante insuficiencia de las medidas acordadas. «Hay algún paso adelante, pero ahora ya no estamos en una maratón, esto debería ser un sprint», señala Pascual.
El telón de la COP27 bajó el domingo sobre el escenario de Sharm el Sheij con un acuerdo de última hora para salvar los muebles, como acostumbra, pero con demasiados deberes a medio hacer en el tintero. El acuerdo genérico para establecer un nuevo fondo para hacer frente a las pérdidas y los daños causados por la crisis climática permite presentar un titular positivo, pero el bloqueo de cualquier avance en la mitigación y la falta de compromisos sólidos ahuyentan todo espejismo de euforia.
Para valorar los resultados de la conferencia climática, ayer pasaron por los micrófonos de NAIZ Irratia dos voces autorizadas como son las de Unai Pascual, investigador del Basque Centre for Climate Change (BC3), y Aiora Zabala, profesora de políticas ambientales en The Open University y autora de “Natura gure esku” (Alberdania, 2022).
Unai Pascual, coordinador del último informe de Ipbes -el hermano del IPCC sobre la crisis de la biodiversidad-, explica algo lacónico que «cada vez cuesta más ver la botella medio llena». «Siempre hay un elemento de esperanza, hay cosas que, muy poco a poco, avanzan; el problema es que esto no es una maratón, debería ser un sprint», señala Pascual, recordando que para 2025 las emisiones de CO2 deberían tocar techo y empezar a bajar de un modo agresivo: un 7% al año. «Para entender de qué estamos hablando, supone una bajada similar a la que se produjo durante la pandemia», añade, lamentando no ver en ningún lado las «políticas activas y valientes» que se requerirían para cumplir con dicha ambición.
Aiora Zabala considera que el fondo sobre daños y pérdidas es «un paso adelante muy importante», porque supone aceptar la existencia de una «gran injusticia climática» y porque el año pasado no estaba ni siquiera en la agenda. Pero no se llama a engaño acerca de su desarrollo: «Primero tenemos que saber de dónde va a salir el dinero, no está nada claro y traerá grandes debates». «Una cosa es acordar qué haremos, y otra cómo lo haremos y quién lo pagará. Eso va a traer muchas dificultades», añade.
Pascual se muestra igualmente cauteloso. «Un fondo sobre daños y pérdidas era reclamado y necesario desde hace décadas, está bien que se haya aprobado, pero ahora hay que llenarlo de dinero y no está claro cómo se va a hacer», considera, y añade que «siendo tan difíciles las negociaciones y el cálculo de los propios daños y pérdidas, es posible que los países desarrollados se tomen con mucha calma todo esto, y mientras el planeta se nos calienta de forma acelerada y las consecuencias de la crisis climática emergen de forma cada vez más violenta». «Hay un gran desfase entre lo que se acuerda y la realidad que tenemos», concluye.
¿QUÉ FUE DE LA MITIGACIÓN?
La otra gran carpeta de la conferencia era la de la mitigación de la crisis climática, la relacionada con las emisiones de cada país, pero aquí apenas ha habido noticia que pueda calificarse de positiva. «En la anterior COP, en Glasgow, buena parte de las negociaciones se centraron en cuántas emisiones debería reducir cada país; y en esta COP se suponía que se iba a poner encima de la mesa cómo iban a reducirse dichas emisiones, pero el debate prácticamente ha desaparecido», explica Zabala.
Pascual coincide: «La ciencia lo tiene muy claro, nos dice que no puede abrirse ni una sola mina más de carbón, ni nuevos yacimientos de gas o petróleo, pero estamos viendo justo lo contrario; en este punto no ha habido ningún avance respecto a Glasgow».
De hecho, el investigador gasteiztarra apunta nuevos peligros porque el redactado de las conclusiones «pone una alfombra roja» a las denominadas energías con emisiones de menor intensidad, como son la nuclear y el gas. «Cada vez que enciendes el gas emites CO2, pero la industria fósil se va a aferrar a ese redactado para defender estos combustibles, esa va a ser una de las peleas a partir de ahora».
LA FUERZA DE LOS LOBBIES FÓSILES
Ambos consideran que en ese redactado se deja notar la huella de los lobbies que acuden en gran número a conferencias como la COP, especialmente a esta edición que ha tenido lugar en Egipto. «Hay países que viven directamente de los combustibles fósiles, y actúan como lobbies, y las grandes corporaciones también tienen numerosos representantes», explica Pascual. «Hay que analizar con mucho detalle quién va a conferencias así, porque en esta ocasión, por ejemplo, se ha visto que en la delegación de Mauritania, había un cargo de British Petroleum», añade Zabala, que recuerda que la sociedad civil, «mucho más concienciada», no tiene una representación semejante.
Pascual, sin embargo, salva para futuras nuevas negociaciones una novedad que considera «muy interesante». «De normal, en negociaciones así, los países más ricos tratan de dividir a los países pobres y en vías de desarrollo, la Unión Europea lo ha vuelto a intentar en esta ocasión, pero no lo ha conseguido. Es una paradoja, porque se han juntado países muy contaminantes, como China, con los países que más sufren la crisis climática, pero han hecho frente común ante los países más desarrollados y por eso se ha logrado ese fondo sobre los daños y pérdidas», termina.
Declaraciones
«Una cosa es acordar qué tenemos que hacer, y otra cómo lo vamos a hacer y quién lo va a pagar»
AIORA ZABALA
Profesora de políticas ambientales
«En Glasgow se negoció cuántas emisiones reduciría cada país, pero ahora no se ha concretado nada»
AIORA ZABALA
Profesora de políticas ambientales
«Una cosa muy interesante, que no se había visto, es que los países no desarrollados han ido todos a una»
UNAI PASCUAL
Investigador del BC3
«La ciencia lo tiene claro: no más carbón, petróleo ni gas, pero lo que estamos viendo es justo lo contrario»
UNAI PASCUAL
Investigador del BC3
KLIMA KRISIA EZ DA MARATOIA, ESPRINTA DA
Behin COP27 klima-krisiaren inguruko nazioarteko bilkura amaituta, bi aditu izan ziren atzo emaitzak baloratzen Naiz Irratian: Unai Pascual eta Aiora Zabala. Tonu desberdinean baina bat etorri ziren biak ondorio nagusietan: estatuen konpromisoa ez da krisiak dakarren erronkaren tamainakoa. Galeren eta kalteen ordainerako funts berriaren sorrera albiste ontzat jo dute biek, baina ez dira fio, ez baita inon azaltzen nork jarriko duen orain dirua, eta zenbat beharko den. Isurketen inguruko eztabaidak blokeatuta egotea ere deitoratu dute bi ikertzaileek.