Amaia U. LASAGABASTER
LIGA F

Cinco independientes resisten entre la ilusión y la inquietud

Los nuevos ingresos por la profesionalización de la Liga de fútbol femenina y las ayudas públicas refuerzan la posición de los cinco equipos que no cuentan con el respaldo de un club masculino profesional aunque su viabilidad no está aún asegurada.

Una imagen del choque entre Spoting y Alhama en Lamiya, donde juegan ahora las onubenses.
Una imagen del choque entre Spoting y Alhama en Lamiya, donde juegan ahora las onubenses. (LFP)

En el año 2000, el Irex Puebla se proclamaba campeón de la conocida entonces como División de Honor. En una categoría con 51 equipos, Espanyol y Levante eran los únicos respaldados por un club masculino. Ningún otro equipo independiente ha vuelto a ganar la Liga y sólo Sabadell y Sporting de Huelva lo han logrado en Copa en estos 22 años.

Su presencia en la máxima categoría del fútbol femenino también se ha reducido drásticamente. En la primera edición de la «Liga Nacional», en 1988, el Espanyol era la excepción. La temporada 11/12, todavía con los rescoldos de la fallida Superliga de grupos y fases, fue la última de mayoría independiente, diez de 18 equipos. La apuesta creciente por sus secciones femeninas de los clubes profesionales, con infraestructuras, servicios y presupuestos inalcanzables para quienes no cuentan con ese respaldo, ha acelerado su reflejo en las clasificaciones: ascensos y descensos han ido cambiando la fisionomía de la categoría, en la que la pasada campaña sólo aguantaban tres, Sporting de Huelva, Granadilla y Madrid -curiosamente las canarias fueron semifinalistas y las andaluzas finalistas de Copa-.

Rompiendo la tendencia de las últimas temporadas, mientras Eibar y Rayo caían a Segunda, ascendieron Levante Las Planas y Alhama. Justo a tiempo para participar en la primera Liga profesional, una tabla de salvación para los clubes sin grandes estructuras a sus espaldas. O así debería ser.

Pese a que. ingresan más dinero que nunca, no acaban de sacudirse la inquietud. Y es que la venta de derechos televisivos y activos comerciales ha traducido en una lluvia de millones pero los gastos amenazan con crecer en una proporción mayor. El recibo arbitral, el precio de las tarjetas, los sueldos, ahora en negociación... «La profesionalización tiene que estar bien hecha porque si no, nos vamos a cargar el fútbol femenino», lamenta Manuela Romero, presidenta de un Sporting de Huelva que disputa su 17ª temporada consecutiva en Primera y a la que se ve especialmente dolida, quizá por la posibilidad de morir cuando parecía alcanzarse la orilla. «Tenemos que hacer las cosas de forma progresiva, no se pueden subir cinco escalones de golpe y creer que esto es un pozo sin fondo; no podemos adquirir compromisos hasta que no sepamos con seguridad que podemos cumplirlos», insiste Romero, que también deja dos reivindicaciones, «separar el fútbol femenino del masculino y sobre todo de luchas que nos tienen que ser ajenas» y «trabajar por un fútbol para todos, no elitista», para lo que aboga por velar por «la igualdad de condiciones» y establecer un «fair play financiero».

Grandes mejoras

La inquietud de Romero muda en ilusión cuando se habla de la otra inyección económica que ha traído la profesionalización. Porque a los ingresos ordinarios, destinados a los cubrir los gastos corrientes, se les ha unido la subvención del Consejo Superior de Deportes, procedentes de los fondos Next Generation y que ha sido especialmente generosa con los clubes independientes -aunque todos los equipos de Primera, inclyendo los dos que descendieron en mayo, han aceddido-, precisamente por su mayor necesidad.

Este dinero, que oscila entre uno y 1,4 millones de euros, en función de los proyectos presentados, permitirá a los cinco equipos independientes solucionar una de sus principales carencias, las infraestructuras. Campos de entrenamiento, graderíos, sustitución de la moqueta por hierba natural...

Ya están en marcha los proyectos de Granadilla y Madrid. En el caso del Sporting, acometerá la remodelación completa del Campo 1 de la Ciudad Deportiva del Recreativo. «Gradas, vestuarios, levantar la tierra, césped nuevo natural, el acceso...», se emociona Romero, «muy agradecida» a todos quienes se han prestado estos años a cederles sus terrenos, incluyendo las instalaciones de Lamiya donde entrenan y juegan ahora las onubenses, pero contando los días para ir «a nuestra casa», que espera estrenar este mismo curso.

Espera hacerlo con un mejor panorama en el ámbito económico para que «todo lo que hemos luchado cuando nadie se fijaba en este deporte y tenías que poner de tu bolsillo para pagar el autobús» no acabe devorado por el que debería ser su éxito.