Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
CRÍTICA: «EL DESPERTAR DE MARÍA»

Mujer de mediana edad se reinventa

Nunca es tarde para dar un giro vital, como tampoco lo es para la mujer de mediana edad que se reinventa a sí misma en “Maria rêve” (2022). Karin Viard vuelve a estar maravillosa en el papel de esta empleada doméstica que con 45 años descubre su potencial creativo, a la vez que libera su capacidad para soñar y salir de la rutina de un matrimonio estancado. La oportunidad surge cuando pierde su trabajo en una casa particular y es contratada por el servicio de limpieza de la Academia de Bellas Artes de París, sin duda el mejor de los escenarios posibles para que su sensibilidad salga a relucir. María descubre allí que otra vida es posible, dando lugar a una historia de superación personal o de crecimiento que parte de la realidad social y abre su horizonte a un mundo más fabulado, casi de ensueño.

La ópera-prima de la pareja Escaffre-Muller extiende el estilo de comedia transformadora de lo doméstico que ya ensayaron en “Pile Poil” (2019), ganadora del César al Mejor Cortometraje, y que satirizaba la relación paternofilial entre un padre carnicero y una hija esteticista. Como quiera que Lauriane e Yvo también actúan en sus películas, se reservan roles secundarios que animan la coralidad que representa al grupo que ha de influir en el renacimiento de María. Las situaciones divertidas se suceden, porque nuestra limpiadora mete la pata una y otra vez, debido a su desconocimiento inicial del arte moderno, aunque son caricaturas sin la acidez crítica mostrada por el sueco Ruben Östlund en sus geniales anti-performances de “The Square” (2017).

En el deber de la cinta hay que poner su simplismo en la representación de los ideales secretos de las personas, como el conserje interpretado por Grégory Gadebois al que le gusta bailar a lo Elvis. En cambio, María ni siquiera sabía que podía tener una ilusión al sentirse invisible, y acaba incluso posando como modelo de desnudo artístico.