Beñat ZARRABEITIA
MUNDIAL DE QATAR 2022

Messi cierra el círculo deportivo y emocional en un Mundial que sellaba una era: ¿y ahora?

El triunfo de Argentina en la Copa del Mundo, 36 años después del éxito que Calamaro convirtió en canción en el Estadio Azteca de México, ha supuesto el punto culminante de la carrera de un grupo que se ha encolumnado para subirse a La Scaloneta y que ha contado con Messi como líder futbolístico y espiritual. La Pulga sumó el título más deseado y preciado a su prolífica carrera.

(Kirill KUDRYAVTSEV | AFP PHOTO)

En un no-lugar como el Lusail de Qatar, al que miles de argentinos le dieron vida con su aliento y cánticos tras dejarse miles de dólares para llegar allí, se acabaron las comparaciones con Maradona, «el ausente más presente» que diría Valdano, culminando la trayectoria de un jugador, Lionel Messi, que tras su salida del Barcelona se ha erigido en el líder, el 10, que siempre le había pedido la afición. El contexto histórico y social de la victoria de El Pelusa en 1986, con aquel gol a Inglaterra como emblema, es imposible de trasladar a la actualidad, pero Messi ha devuelto la alegría futbolística a unas generaciones que crecieron con noticieros hablando del «corralito», la deuda, la inflación o la salida masiva de personas del país. Con el nuevo título, las heridas de 1990, 1994, 2002 -marcó profundamente a Bielsa- o 2014 quedan atrás.

La simbiosis con el cuerpo técnico y la aparición de un espléndido elenco de gregarios de lujo dispuestos a meter la cabeza en un avispero por la selección, como el formado por el ‘Dibu’ Martínez, Otamendi, Romero, Tagliafico, Lisandro, Molina, Paredes, Enzo Fernández, MacAllister, De Paul, Lautaro o Julián Álvarez, más el último baile de Di María, le han dado a Argentina el doblete con la Copa América en Maracaná. La Albiceleste ya luce tres estrellas y se prepara para un futuro sin Messi, cuyo trono parece dispuesto a ocupar Mbappé. La final y el título argentino han supuesto la guinda para un torneo deportivamente memorable, pleno de emoción, relatos de calado histórico y en el que Croacia o Marruecos también se llevan su particular matrícula de honor, mientras que, pese a la decepción momentánea, Inglaterra aparece como el gran aspirante futuro.

Se acabó el ciclo de las 32 selecciones

Con el de Qatar, marcado por las sospechas sobre su elección doce años atrás, la explotación y muerte de los trabajadores migrantes durante la construcción de las infraestructuras para el torneo, el escaso respeto por los derechos humanos, el sportswashing y la reciente investigación abierta en el Parlamento europeo, se acaba la etapa de los Mundiales de 32 equipos. Un periodo iniciado en 1998, en lo que supuso también la primera participación, al menos en la fase de clasificación, de los equipos surgidos tras las desintegraciones de la Unión Soviética o Yugoslavia, dando por concluidos los vestigios de la Guerra Fría, según Fukuyama.

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, no sale reforzado a nivel popular de Qatar, pero sí que se ha consolidado a nivel estructural. Gracias a los 11.000 millones de dólares de presupuesto de los que dispone, comandará una legislatura que seguirá marcada por la soterrada amenaza de la Superliga, aplacada por la reciente sentencia europea, a cuyos impulsores se quiere contentar con el nuevo formato de la Champions y con una Copa del Mundo de clubes que se estrenará en 2025 en China y que contará con 32 clubes.

3 organizadores y 48 equipos para el Mundial de 2026

Inaugurando la era de los tres anfitriones, la sede principal será EEUU, con partidos en Atlanta, Boston, Dallas, Houston, Kansas, Los Angeles, Miami, New Jersey, Philadelphia, San Francisco y Seattle. México tendrá las sedes de CDMEX, el Mundial volverá al Azteca, Guadalajara y Monterrey, mientras que en Canadá se jugará en Toronto y Vancouver.

Esta ampliación abre la puerta a que selecciones como China, Bangladés, India, Indonesia, Pakistán o Tailandia se estrenen, además de la consolidación de las presencias de Egipto y Nigeria. Para el espectador podría darse una sucesión de encuentros poco trascendentes, un total de 72 en la primera fase, con combinados poco atractivos e imponerse el formato de los resúmenes. O, al igual que en Qatar, dar paso a encuentros memorables.

El Mundial 2026 también supondrá una ventana para alcanzar nuevos públicos, ahora entusiasmados con los recientes desempeños de Canadá y EEUU, con la MLS. La guinda al pastel y el prólogo de dicha nueva etapa podría estar protagonizada por el propio Messi. Y es que tras su glorioso epílogo con la Albiceleste, se especula con que el astro argentino podría recalar en el Inter Miami. Una de las pistas que apunta en esa dirección es que se ha comprado una lujosa vivienda en Florida. En cualquier caso, ya nadie podrá reprocharle nada respecto a su rendimiento con la selección y el fútbol buscará escribir nuevos capítulos en una era mercantilizada, pero donde las emociones humanas seguirán aflorando. Continuará.