EDITORIALA

El objetivo debe ser que no haya más abusos

La Audiencia Provincial de Araba hizo público ayer el fallo sobre el llamado ‘caso Sansoheta’, que contempla la condena a penas de prisión de entre uno y quince años a nueve de los diez acusados por abusos y corrupción de menores en 2016. La sentencia deja claro que el hecho de que los contactos se produjeran por medio de aplicaciones de Internet en las que los menores aparecían como adultos no exime de responsabilidad en la comprobación de su edad, así como que un menor no puede otorgar consentimiento para una relación sexual con un adulto. El tremendo daño sufrido por esos menores es irreparable pero, al margen de la cuantía de las condenas a los acusados, este y otros casos deberían servir para incidir en la necesidad de trabajar para que ese tipo de hechos no se puedan repetir. Por supuesto, no se trata de algo sencillo, pero precisamente por ello es necesario redoblar esfuerzos en esa dirección.

Lo fácil, y barato, es proclamar aparatosamente que los abusos sexuales son una lacra y reclamar el endurecimiento de las penas por esos delitos y esperar al siguiente caso de relevancia mediática para repetir esa palabra y la petición de mayor castigo. Fácil y denunciable cuando proviene de posiciones partidistas con aplauso mediático que pretenden calar en gran pare de la población. Fácil y triste, en tanto en cuanto esas supuestas denuncias y actitudes no contemplan en modo alguno propuestas para abordar el problema en toda su dimensión, analizándolo e investigando posibles soluciones.

Varias de las víctimas de abusos sexuales se encontraban bajo la tutela de una institución pública o residían en uno de sus centros. No se trata de acusar sistemáticamente a las instituciones, pero sí se ha echado en falta un examen y una reflexión compartida sobre lo ocurrido con menores bajo la tutela de una administración pública. En cualquier caso, se deben señalar las utilizaciones de tan lamentables hechos, que a la postre no hacen sino maquillar la falta de compromiso para evitar esos abusos y agresiones. Y para abordar esos y otros problemas es preciso el análisis de los fenómenos, inversión en recursos sociales y dedicación.