El congresista republicano por California Kevin McCarthy confiaba ayer, en el segundo aniversario del asalto trumpista al Capitolio, en lograr la Presidencia de la Cámara de Representantes en la decimocuarta votación, prevista de madrugada (hora de Euskal Herria), después de haber ido arañando votos entre sus compañeros de partido reacios a respaldarle, aunque al cierre de esta edición sumaba cuatro días de fracasos que han puesto de manifiesto la fractura existente en el seno del Partido Republicano. En la duodécima votación había conseguido cambiar el voto de catorce de los republicanos díscolos y en la decimotercera, arañar un apoyo más tras arduas negociaciones y realizar concesiones.

A McCarthy, que poco a poco se acercaba a la Presidencia de la Cámara, solo le quedaba convencer al menos a otros dos de los seis republicanos que seguían siendo reacios al cierre de esta edición para lograr los 218 apoyos necesarios.

El legislador de Florida Matt Gaetz, aliado de Donald Trump y miembro del ultraconservador grupo Freedom Caucus es uno de los más reacios y en su intervención aseguró que no conseguirá los votos necesarios -que varían según cuántos voten- «ni hoy, ni mañana, ni la próxima semana, ni el próximo mes». Pero durante el receso McCarthy aseguró que en la siguiente votación tendría los votos necesarios.

Sin presidente de la Cámara Baja, el 118 Congreso no puede arrancar y la única opción para elegirlo es que seguir votando hasta que un candidato alcance la mayoría. Los cuatro días de fracasos han paralizado su actividad y generado una crisis legislativa sin precedentes en más de 150 años.