No hay quien frene al Eibar que, con su segunda victoria consecutiva -cinco en seis jornadas, un solo gol encajado en las cuatro últimas-, sortea la presión que le pudieran haber generado los triunfos de Las Palmas y Levante para mantenerse al frente de la tabla.

Entró bien al partido el Eibar, superior y, sobre todo, con más confianza que un Málaga que lleva demasiado tiempo con el agua al cuello. Y que, sin embargo, tuvo la suficiente serenidad para buscar el gol de forma ordenada para no descuidarse atrás. No le sirvió de nada ante un rival con el viento a favor, que aprovechó un error de los andaluces y el infortunio que siempre acompaña a los equipos en apuros. Un balón mal despejado le llegó a Stoichkov tras rebotar en Jozabed para que el gaditano entrara al área y ajustara el 1-0 al primer palo.

Aunque el segundo tiempo empezó con Yáñez evitando junto a la base del poste la sentencia de Javi Muñoz, el partido empezó a recordar pronto al de la semana anterior, cuando el colista, aunque también fue por detrás en el marcador y acabó cayendo, tuvo a Ipurua acongojado hasta el último suspiro. También lo hizo el Málaga, sobre todo tras la entrada de Lago Junior. Y además pareció que iba a tener la fortuna que le faltó al Ibiza como premio a su tesón. Porque los blanquiazules ni siquiera se hundieron cuando el árbitro les anuló, acertadamente, un gol por ajustado fuera de juego en el 86. De hecho, volvieron a marcar en el 89 con un remate del exzulgrana Burgos y este sí valió.

Ahí se habría acabado la historia con cualquier otro equipo. Pero si alguien sabe de fe es el Eibar, que se tiró arriba y menos de un minuto forzó un córner para que Berrocal anotara el definitivo, ahora sí, 2-1 desde el primer palo.