En esta su primera experiencia detrás de la cámara, la actriz Frances O’Connor ha apostado por un biopic alejado de los cánones y corsés habituales, lo que nos permite adentrarnos en los laberintos internos de la escritora Emily Brontë desde una perspectiva libre de prejuicios academicistas.

En su retrato de la autora de una de las obras cumbre de la literatura, “Cumbres borrascosas”, O’Connor perfila con acierto un microcosmo en el que quedan de manifiesto los límites impuestos por la sociedad de la época y la necesidad de subvertir dichas barreras y sus convencionalismos.

La actriz Emma Mackay -conocida por su presencia en la serie de televisión “Sex Education”-, ha sido la encargada de meterse en la piel de una mujer cuya conducta introvertida convivía con un espíritu rebelde y condenado a marchitarse lentamente, a medida que iba siendo consumida por la tuberculosis.

La escritora demoníaca

El argumento se desarrolla en un punto de inflexión determinante dentro de la vida de la escritora, justamente en los días previos a que saliera publicada la novela por la que siempre será conocida, la mencionada “Cumbres borrascosas”, y se nos invita a ser testigos de los desencuentros que mantuvo con su hermana mayor y también escritora, Charlotte (“Jane Eyre”) y su hermana menor Anne, autora de “Agnes Grey”.

En este territorio resbaladizo y de constante tensión, emerge la figura paterna de un predicador que verá a Emily como la oveja negra de su clan y, a distancia prudente, el relato nos acerca a la emotiva relación que la protagonista mantuvo con su hermano Branwell, errante en los paisajes artificales del opio y que nunca tuvo el talento literario que atesoraban sus hermanas. De todo este conjunto telúrico asoma una película intensa y que nos acerca a la sociedad victoriana desde una perspectiva actual y dinámica.