Avalada por el premio que cosechó en los Cinekid Award, evento anual que premia las mejores producciones audiovisuales destinadas al público infantil, “Yuku y la flor del Himalaya” es, por encima de todo, una hermosa cinta animada que, en clave de comedia musical, cuenta con un repertorio de gran calidad y salpimentado con acordes de swing, ska, hip hop, funky y rock.

El detonante de la acción es tan simple como eficaz: en las cumbres del Himalaya existe una flor mágica que es iluminada por una luz eterna y que se convertirá en el objetivo de una ratoncita que emprenderá su búsqueda para entregársela a su abuela.

El poder de la palabra

Iniciada la historia, esta se convierte en una aventura iniciática en la que la protagonista de la película sorteará todo tipo de situaciones, sobre todo un temido puente vigilado por un lobo. En su ruta y gracias a su don para la música, Yuku topará con diferentes amigos que le ayudarán en su empresa. Dinámica y festiva tanto en su engranaje dramático como en sus movimientos, esta producción belga dirigida por Arnaud Demuynck y Rémi Durin cuenta con una paleta de colores vivos y cálidos y un trazo ágil y elegante, que se aleja de los cánones habituales del diseño en tres dimensiones.

Enraizada en las tradiciones orientales, esta historia incide básen el poder de la palabra y su significado a partir de las rocambolescas e ingeniosas adivinanzas que surgen en el camino. Detrás de estos enigmas que deberá afrontar la protagonista de la cinta, se asoma una interesante premisa muy asequible a todos los públicos debido a las interesantes lecturas que ofrecen las respuestas requeridas en dichos retos.

A todo ello se añade un canto a la amistad saludable y muy simpático. Otra cuestión a destacar, lástima que tan solo sea apreciable en su versión original, la encontramos en su reparto de voces originales, entre las cuales figura la de la prestigiosa cineasta y actriz Agnès Jaoui.