Iñaki LEKUONA
Periodista
AZKEN PUNTUA

Jubilarse

Millones de manifestantes, según los sindicatos, tomaron las calles contra la reforma de la jubilación defendida por el mismo Macron que hace unos pocos años lanzó ante las cámaras de televisión un mírenme a los ojos y créanme cuando les digo que no reformaré nunca las pensiones. Hacía tiempo que un gobierno no suscitaba un rechazo tan rotundo y tan amplio, ya que las últimas movilizaciones de los chalecos amarillos, no concitaron el beneplácito de una izquierda incómoda con el tufillo a extrema derecha que transpiraban algunas de aquellas axilas fluorescentes. Ahora la contestación, aunque transversal, la empujan los sindicatos, acuciados por una sociedad apretada por la carestía y soliviantada por un gobierno que reacciona a la contra de los derechos sociales, prolongando la edad de jubilación para estirar el chicle de las cotizaciones sociales cuando desconciertan los récords de beneficio de las grandes empresas. Y en este contexto en el que hay viudas que subsisten con apenas 600 euros de pensión, la única violencia parece ser la de aquellos que en el cortejo de la manifestación parisina colgaron de un patíbulo una muñeca hinchable con la cara de la primera ministra. Si lo satírico ya no es motivo de júbilo, no es momento de jubilarse.