Aparte de la guerra de Ucrania y de que una señora famosa haya decidido comprar una hija para satisfacer su deseo de ser madre, en el mundo ocurren cosas importantes que ignoramos o no queremos saber. En cuanto a lo primero, decir que existen guerras y genocidios que se olvidan en cuanto los medios cambian de portada. Y respecto a lo segundo, creo que los vientres de alquiler es el negocio más miserable del capitalismo. Por eso, en lugar de la algarabía de falsas morales que se ha organizado, la pregunta debería de ser hasta dónde puede llegar la violencia neoliberal contra las mujeres más vulnerables. Pero los mass media trabajan así. La propaganda barata y la frivolidad se han convertido en el método para narrar la realidad como si fuera un vistoso cabaret de libertades individuales. Así, eluden hablar de acontecimientos sociales que, tratados con rigor, podrían poner en peligro las doctrinas del sistema. Los sindicatos y el pueblo francés han regresado a las calles para defender con fuerza sus derechos laborales, derechos, la jubilación a los 62 años, que se ganaron, también en la calle, en Mayo del 68. La plantilla de Novaltia, después de más de 3 años de huelga han conseguido que sus salarios suban un 26%. Lucha y huelga. Dos ideas que, cuando ganan, no interesan al periodismo.