Amaia EREÑAGA
RODAJES EN MARCHA EN BIZKAIA

«El bus de la vida» O EL humor como terapia para el cáncer

Cuando, por boca de un familiar, supo de la existencia de un autobús que llevaba a los enfermos de cáncer de los pueblos a recibir tratamiento a la capital, el director y productor Ibon Cormenzana se dijo: «Aquí hay una historia importante». Ahora está metido de lleno en el rodaje de este largometraje, en una Bizkaia muy cinematográfica, por cierto.

Rovira y Roberto Álamo (hace una colaboración). Cormenzana, sentado, con el equipo.
Rovira y Roberto Álamo (hace una colaboración). Cormenzana, sentado, con el equipo. (Aritz LOIOLA | FOKU)

En la isla de Zorrotzaurre, en esa zona en obras de forma permanente y en la que, a quien va a pie, le resulta difícil visualizar este gran proyecto de regeneración urbano de Bilbo, estamos en Madrid. Concretamente, en una discográfica madrileña de éxito. Al menos, por unos días. En el patio de entrada del vanguardista IED Kunsthal Bilbao, el centro privado de diseño ubicado en el Edificio Papelera, están «transformando» un vehículo en taxi madrileño.

Así es la magia del cine, y este es el rodaje de “El bus de la vida”, la sexta película dirigida por Ibon Cormenzana (Portugalete, 1972), quien ha recalado en la capital después de varias semanas de rodaje. Por cierto, que la política de fuertes incentivos fiscales puesta en marcha por las instituciones vizcainas para atraer el cine al herrialde parece que sigue dando buenos resultados porque en la capital vizcaina Cormenzana coincide también con el rodaje durante estos días de otro filme: “Anatema”, el debut de la escritora y guionista Jimina Sabadú, «apadrinada» por el bilbaino Álex de la Iglesia. En el Palacio Olabarri, emblemático palacete que ha sido sede de la Autoridad Portuaria de Bilbao, Leonor Watling anda estos días convertida en Juana, una monja con experiencias paranormales que lucha contra el Mal, con mayúsculas.

DESDE URDUÑA

Productor de larga trayectoria -ha participado en títulos premiados como “As bestas” o “Ane”-, últimamente Ibon Cormenzana ha retomado su faceta como director y guionista. Tras “La cima” (2022), un filme sobre la lucha con la naturaleza a través de la historia de dos alpinistas, estrenó también en 2022 “La culpa”, coescrita y protagonizada por su pareja, Manuela Vellés, en la que ponían el foco en la violencia contra las mujeres. Ahora rueda en Bizkaia “El bus de la vida”, una historia con otro tono -hay humor, música...-, pero con el mismo interés por contar historias de superación que caracteriza su filmografía. «Me gusta trabajar la superación personal nacida de situaciones dramáticas: cómo te puedes enfrentar a la vida y salir adelante con más energía. ¡Vamos a reírnos de la vida, que está claro que todos nos vamos a morir un día u otro, pero, bueno, hay que aprovecharla y vivirla y exprimirla!», exclamaba ayer.

Metidos en el último tercio del rodaje, ayer grabaron las escenas de la discográfica. También tienen previsto pasar por Kafe Antzokia. Porque el protagonista es un frustrado músico madrileño de 40 años, con terror escénico, que llega desplazado a un pueblo de Euskal Herria a dar clase. Entonces le diagnostican un cáncer y empieza a viajar al hospital. En estos viajes, aprende también a ver la vida de otra manera.

El cineasta reconoce que quería darle un tono a lo feel good movie (películas que incitan al optimismo o a la felicidad) y, por eso, el propio vehículo era esencial: «Es de una agencia de autobuses de Gasteiz, un autobús de 1973-74 que lo tienen ahí guardado en la nave de coleccionismo, y tiene ese punto de furgoneta California a lo ‘Little mis Sunshine’, que es un referente para mí a nivel del tono de la película», explicaba.

El protagonista es el cómico y actor Dani Rovira, quien no para de trabajar desde “Ocho apellidos vascos”. Está acompañado por Susana Abaitua, en un autobús en el que comparte historias con Elena Irureta, el gallego Antonio Durán “Morris”, Nagore Aramburu, Amancay Gaztañaga y Andrés Gertrúdix. Rovira, por cierto, ha tirado de experiencia propia para crear al personaje ya que él mismo ha superado un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta al sistema inmunológico, que le fue diagnosticado en 2020.

Tras buscar mucho, Cormenzana se decidió a situar el filme en Urduña -«seguramente estoy haciendo un homenaje a mis aitites por parte de ama. Están ahí enterrados», reconocía- y por tirar de humor negro y mucha música, con una banda sonora en la que aparecen canciones de artistas como Kase O, Los Chikos del Maíz, Fito y Fitipaldis, Chill Mafia o Rigoberta Bandini.

El estreno, previsiblemente, para el primer semestre del año 2024.