Enric VIVANCO FONTQUERNI
KOLABORAZIOA

La dignidad de las masas

Hay una parte de la población en Francia que, por dignidad, se está moviendo en diversos frentes. Las declaraciones del Gobierno respecto a las masas son tan lamentables y reiterativas; son incapaces de innovar nada, a pesar de ser los paladines del talento y de la emprendeduría.

Las amenazas que lanzan son tan sobadas que lo único que provocan es una hilaridad de pena, al demostrar con tales improperios lo obtusos que son: pretenden coaccionar con ilegalizar a los que se mueven, con el latiguillo de terrorismo cultural. Este argumento es tan poco innovador que aburre hasta a los más emprendedores del teléfono inteligente, y de la inteligencia artificial, que todavía idiotizará más a los tontos de esta religión.

Mientras que en el paraíso terrenal del Estado, los medios de comunicación no paran en debatir de algo tan trascendental como los vientres prostituidos con un conveniente pago previo. Como se sabe, en el capitalismo no se invierte nada sino no hay un posterior beneficio económico, que de esto se trata, aunque el producto sea una pobre vida humana, que durante toda su vida tendrá que apechugar con semejante mezquindad por parte de todos los que han urdido esa aberración; y la mantienen con charlas inmundas.

En cambio, las masas repletas de dignidad y de inteligencia humana, en lo más profundo del término, se manifestaban en Sainte Soline contra una obra que solo favorece y privatiza el agua para los grandes manipuladores de la naturaleza que envenenan las capas freáticas y aniquilan a los agricultores que quieren producir sin destrozar el territorio. Este gran embalse rodeado con un muro de 8 metros de alto construye un castillo medieval para las grandes empresas especuladoras de la vida.

La represión fue brutal 3.200 gendarmes, armados con armas de guerra. En dos horas dispararon más de 5.000 granadas lacrimógenas, con una punta de lanza móvil, una unidad de élite que se desplazan en quads. Los caballos son menos eficaces para la represión. Los 6.000 manifestantes tuvieron una sangría de heridos graves, con dos conmocionados en estado gravísimo. La mezquindad llegó a límites criminales ya que, a pesar de la gravedad de los heridos, se retrasó la llegada de las ambulancias por órdenes políticas, y los mismos manifestantes tuvieron que utilizar sus vehículos eléctricos de última gama, para evacuar a los heridos.

Los que piensan que la salvación va a llegar por un milagro virginal tendrán que esperar. Esta unidad de élite de los caballos con cuatro ruedas estuvo comandada por una mujer, defensora de los valores de la naturaleza, como los idiotas piensan. La Revolución Francesa estuvo conducida por entre 4.000 y 5.000 activistas con una población en aquella época de 26 millones de habitantes. Las mayorías absolutas son absolutamente inocuas.