Organizar la esperanza
El 14 de abril de 1931 se proclamó en el Estado español la Segunda República. Con ella, en 1936, llegó un gobierno que traía el cambio y la esperanza. El sueño duró poco, pero al menos los hombres y mujeres que creyeron en él combatieron hasta la muerte para conseguirlo. En enero, a punto de cumplirse 92 años de aquel triunfo popular, Lula prometía «esperanza» para reconstruir Brasil. En junio de 2022, Petro, presidente de Colombia, inauguraba su mandato diciendo que había llegado «el gobierno de la esperanza». Yolanda Díaz, en la presentación de Sumar, su apuesta de desgaste político a Podemos, prometió «cambiar el enfado por la esperanza». Incluso Otegi, el día del Aberri Eguna, habló de un «futuro lleno de esperanza». Se diría que los pueblos, ante la rutina del posibilismo político, andan escasos de esperanza. Se la nombra como si fuera un bálsamo ideológico para el desencanto. En mi casa, cuando se hablaba de la República se recordaban nombres y se contaban historias. Aquellas conversaciones tenían un halo de prohibición, pero nunca de derrota. En uno de sus discursos Lenin dijo que había que «soñar», «observar» la realidad, «confrontar» ambas cosas y «organizar» la esperanza. Ellos lo hicieron. El 14 de abril un día para recordar el sueño de aquel tiempo y de aquella generación.