GARA
JARTUM

La pugna militar interna por el poder asoma a Sudán a una guerra civil

Los dos sectores del Ejército, el que se avino a sacrificar a Omar al-Bashir en el altar de la revuelta popular de 2019 para seguir en el poder, y el nostálgico de los viejos tiempos heredero de la milicia Janjaweed, se han enfrentado abiertamente y amenazado con llevar a la guerra a Sudán. Ambos bandos negociaban ayer una tregua parcial.

Bombardeos en el centro de la capital sudanesa.
Bombardeos en el centro de la capital sudanesa. (AFP)

Aviones de combate del Ejército sudanés bombardearon ayer por segundo día las posiciones de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en la capital del país, Jartum, mientras las hostilidades se extendieron en particular al este del país, al borde de la guerra civil, y con un balance provisional de 78 civiles muertos y 600 heridos. Además de las decenas de bajas militares en ambos bandos.

A última hora se anunció una tregua de tres horas a petición de la ONU para abrir corredores humanitarios.

Las ciudades más próximas a Jartum, como su ciudad-hermana Omdurman y Bahri (también conocida como Jartum Norte), fueron durante todo el día escenario de bombardeos y cruces de artillería ligera y pesada, al igual que las ciudades de Kasala y Gadarif, en la frontera con Eritrea, y en Puerto Sudán, en el noreste.

Hubo combates en la ciudad de Damazin, en el sur del país, y en Darfur del Norte, una enorme región que abarca una amplia porción de la doble frontera con Chad y Libia.

Tres miembros del personal local de Naciones Unidas en la ciudad de El Fasher, en Darfur Oeste, murieron en el fuego cruzado.

ALARMA INTERNACIONAL

. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha reclamado a Ejército y paramilitares que pongan fin inmediato a las hostilidades y retornen al proceso de transición civil.

China, que muestra un interés cada vez mayor por África y es ya el primer socio comercial del continente, «se opone a la injerencia de fuerzas externas en los asuntos internos de Sudán». Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrel, ha apoyado la propuesta del presidente de Kenia, William Samoei Ruto, que pide la intervención de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), una organización económica y de integración para Africa Oriental.

LA CHISPA Y LA MECHA

Lo que ha hecho estallar las hostilidades han sido las acusaciones mutuas de ataques a sus respectivas bases. Todo ello en medio de las diferencias sobre el proceso de integración de ambas fuerzas en un ejército unificado, unas tensiones que han paralizado el acuerdo de transición política en el país.

Ahí reside el nudo gordiano de la cuestión. Militares y paramilitares pugnan por su posición en el proceso de transición prometido después de que el Ejército diera en 2021 un golpe de Estado y apartara del poder a los partidos civiles que lograron el derrocamiento en 2019 de Omar al Bashir tras tres décadas en el poder.

Esta rivalidad está personificada entre el jefe del Ejército y autoproclamado presidente del Consejo Soberano de Sudán, Abdelfatah al Burhan, y el número dos Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como «Hemedti», jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).

«Hemedti», considerado el hombre fuerte de Sudán, ha asegurado que Al Burhan «será llevado ante la Justicia o morirá como un perro».

Las Fuerzas de Apoyo Rápido son herederas de las milicias Yanyauid (Janjaweed), creadas en su día por el propio Al-Bashir y acusadas de cometer matanzas y violaciones masivas en Darfur.



Claves para entender el conflicto

Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) son herederas de las milicias Janjaweed, una fuerza paramilitar creada por el expresidente islamista Omar al Bashir y acusadas de cometer matanzas y violaciones masivas en el conflicto de Darfur (2003-2008). Esta agrupación también fue acusada de matar y secuestrar a cientos de manifestantes prodemocráticos que acamparon frente a la sede del Ejército durante la revolución sudanesa, que acabó en abril de 2019 con el derrocamiento del régimen de Al Bashir después de tres décadas en el poder.

La cúpula militar, liderada por el general Abdelfatah al Burhan, aceptó sacrificar a Al-Bashir para mantenerse en el poder.

La plataforma Fuerzas de la Libertad y el Cambio, que había liderado las protestas, pidió la disolución de los paramilitares de las RSF y recordó que este grupo cometió crímenes contra la humanidad en Darfur.

Su líder, «Hemedti», advirtió al Ejército que no lo toleraría y acusó a oficiales del Ejército de aprovechar la revuelta popular para tenderles una trampa.

Al Burhan integró a las milicias en su seno y, tras el golpe de Estado de 2021, que acabó con el incipiente gobierno civil, nombró a «Hemedti» su segundo.

En diciembre de 2022, el Ejército y parte del movimiento opositor alcanzaron un acuerdo de transición a un gobierno civil que incluye la unificación del Ejército en un mando único y «subordinado a una autoridad civil», rechazado de plano por las milicias.Dabid LAZKANOITURBURU