La Gendarmería se encargó de impedir a un millar de manifestantes acercarse al colegio que lleva el nombre de la revolucionaria Louise-Michel en la localidad de Ganges (Hérault).

Y fue tal su celo a la hora de tratar de asegurar una visita tranquila a Emmanuel Macron que confiscó cacerolas a varias manifestantes, según las imágenes captadas por la cadena LCI, que pudo documentar que los agentes se extralimitaron, ya que la orden de la Prefectura no prohibía expresamente ese instrumento de protesta.

La visita de Macron, que la víspera ya fue increpado por ciudadanos durante su periplo por Alsacia, estuvo marcada por otros momentos especiales. Ya a la puerta del centro escolar al que acudió junto a su ministro de Educación, Pap Ndiaye, un electo de la France Insoumise le obsequió con un ejemplar de ‘Les camisards’, libro en el que se evoca la lucha de los protestantes contra la persecución de que fueron objeto tras la revocación del edicto de Nantes, en 1685.

Sébastien Rome hizo luego a Macron un relato somero de la trayectoria «resistente» de la localidad, lo que llevó al presidente francés a establecer un nexo entre el pasado y la actual protesta contra la reforma de las pensiones. Macron planteó incluso al electo «insumiso» acercarse al grupo que protestaba de forma bulliciosa en el exterior. «Siempre que sea para hablar, porque los huevos y las cacerolas los uso para cocinar», le aclaró.

No hubo tal encuentro, sí en cambio una reunión más distendida con profesores y alumnos en la que no faltó el baño de selfies en el patio.