GARA
MOMBASA

Dos líderes de sectas cristianas de Kenia, juzgados por una masacre

La muerte de más de cien personas por hambre provocada por una secta cristiana en Kenia «para encontrarse con Jesucristo» ha llevado a los tribunales a su líder y a un famoso telepredicador, cabeza de otra de las 4.000 iglesias que escapan la regulación en el país.

El autoproclamado pastor de la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas, Paul Nthenge Mackenzie, acusado de incitar a la muerte por ayuno a al menos 110 fieles, fue puesto en libertad por un tribunal, pero poco después volvió a ser detenido por cargos de «terrorismo» en relación con el caso.

Nthenge Mackenzie y seis cómplices comparecieron ante un tribunal de la ciudad de Malindi, que se declaró incompetente para juzgarlos. Pero poco después fueron detenidos y trasladados a una corte de Mombasa, a 120 kilómetros, donde se enfrentarán cargos de «terrorismo» y «radicalización». Se les acusa de empujar a sus seguidores a morir de hambre «para encontrarse con Jesucristo» en el bosque de Shakahola, en el sureste de Kenia. Afrontan por ello los cargos de asesinato, conspiración para asesinar, secuestro y crueldad con los niños. Además, la Policía pidió al tribunal en Mombasa la prórroga de la detención durante 30 días de uno de los telepredicadores más famosos del país, Ezequiel Odero, que dirige la secta Centro de Oración e Iglesia de Vida Nueva y otras 17 personas, pero solo concedió tres días más de arresto.

El rico telepredicador también es investigado por su posible participación en la masacre del bosque Shakahola, ya que varios de los cuerpos exhumados se vinculan a seguidores de su secta. Los fiscales quieren verificar si cadáveres de sus fieles fueron guardados en una morgue privada y luego trasladados al bosque.

El hallazgo de más de un centenar de cadáveres, la mayoría de ellos niños, conmociona a Kenia desde hace varias semanas. Casi todos han sido desenterrados en el bosque a excepción de un pocos que murieron en el hospital.

El balance es provisional, ya que sigue la búsqueda de fosas comunes, ayer interrumpida por las lluvias. Los seguidores de Mackenzie seguían sus preceptos de ayuno hasta la muerte, pero las autopsias a una docena de cuerpos también revelaron muertes por asfixia a dos menores.

Este escándalo ha reavivado el debate sobre la supervisión del culto en Kenia, un país predominantemente cristiano que cuenta con 4.000 «iglesias», según cifras oficiales. Los intentos de regulación han chocado con una fuerte oposición en nombre de la «libertad de culto».