Miriam DIAZ DE TUESTA y Endika PEREZ
Sindicato LAB
GAURKOA

Por una transición ecosocialista y feminista

Es demasiado tarde para ser pesimistas. Es lo que le hemos leído al sindicalista ecosocialista Daniel Tanuro. Y así es, sí. El agotamiento de los combustibles fósiles, la emergencia climática, las escasas reservas de materiales críticos o la degradación de los ecosistemas comprometen nuestra economía y nuestra organización social, por lo que (re)inventar (también) nuestras prácticas sindicales es imprescindible. Lejos de decir que debe hacer el resto, hoy nos gustaría traer a estas lineas algunas reflexiones sobre nuestra propia tarea.

Creemos que el cómo y el hacia dónde de la transición ecosocial está en disputa. A un lado, el capital, que mediante lobbies y poderes corporativos está diseñando y desarrollando una hoja de ruta para la reconversión con el objetivo de mantener la acumulación de beneficios, muchas veces además con apoyo institucional: fondos Next Generation, políticas públicas antidemocráticas como la ley Tapia, o la cumbre Innovate4Climate que se llevará a cabo del 23 al 25 de mayo en el BEC de la mano del Banco Mundial. Greenwashing o ecofascismo, son vías complementarias con un mismo fin.

Al otro lado, la propuesta de poner en el centro los intereses y una vida digna para la clase trabajadora que nosotras queremos impulsar desde una lógica ecosocialista y feminista: transformación del tejido socioproductivo y reparto del empleo, las tareas de cuidado y la riqueza. Creemos que la lucha por organizar la economía y la sociedad con criterios ecológicos y por las condiciones de vida de las trabajadoras debe ser la misma.

Si toca pensar globalmente y actuar localmente, situamos Euskal Herria como nuestro terreno de juego. Es decir, un país con una economía organizada en beneficio del capital, un poder político subordinado y jurídico-administrativamente fragmentado con competencias limitadas. Como dependerá de la correlación de fuerzas que tengamos, el proceso de transformaciones radicales que necesitamos no será un proceso lineal, puesto que no se pueden llevar a cabo todos los cambios de forma conjunta y simultanea. En este sentido, estas son algunas claves que nos vienen a la cabeza frente a ciertos debates abiertos.

Reducir el consumo de energía y materiales y descarbonización de la economía. La transición que proponemos debe cumplir estos dos objetivos. Es necesario priorizar y promover trabajos socialmente necesarios y ecológicamente sostenibles y reordenar el modelo socioeconómico. La propiedad y el control público y social de los sectores estratégicos son imprescindibles.

Esta transformación tendrá un impacto directo en el tejido productivo y el empleo de Euskal Herria. Desde un punto de vista transformador, no se pueden ignorar las consecuencias que esto puede tener respecto a las condiciones materiales y subjetivas de la clase trabajadora, máxime en un momento crecimiento tanto de la extrema derecha como de la precarización. Resulta necesario impulsar la transformación ecosocial justa de las empresas y sectores de la misma forma que necesitamos luchar por políticas públicas que aseguren unas condiciones de vida dignas de la gente trabajadora. Una planificación económica y socio-productiva pública sólida; formación y garantías para posibilitar la movilidad a sectores socialmente necesarios y ecológicamente sostenibles; reconocimiento, dignificación y crecimiento de los trabajos de cuidados; reducción de jornada sin reducción salarial, anticipación de la edad de jubilación, limitación legal de la plusvalía, salario mínimo digno y salario máximo, constitución de Comités de Transición Justa para asegurar la palabra y participación de las trabajadoras... Estamos convencidas que en la negociación colectiva nos corresponde dibujar e imaginar una acción sociosindical que sitúe la transición ecológica en el centro. Ese es nuestro empeño.

Debemos reducir al máximo la dependencia de los combustibles fósiles y las dependencias e impactos que genera la importación de energía del exterior. Para ello necesitamos nuevas infraestructuras de energías renovables en Euskal Herria. No hay infraestructuras energéticas libres de impactos ecológicos y sociales, pero prolongar la situación actual por falta de acción tiene un impacto más grave (colonización energética, seguimiento del calentamiento global, especulación...). No queremos el modelo que se está imponiendo para el desarrollo de las energías renovables (macro-proyectos que vienen de la mano de empresas transnacionales, que priman los beneficios privados sin ningún tipo de control público y comunitario); pero además de proclamarlo, nos urge construir una alternativa.

Para ello es imprescindible una planificación desarrollada desde una perspectiva integral, estratégica, soberana y democrática que debe ser el eje de nuestra lucha. Pero la falta de planificación no puede convertirse en una excusa para atrincherarse en el inmovilismo; a través de múltiples batallas cotidianas, -ya sean luchas contra macro proyectos, transformaciones concretas en empresas, o proyectos locales comunitarios- desarrollaremos, orientaremos y caracterizaremos dicha planificación. Necesitamos, pues, además de discurso, practicas radicales, y creemos que la tentación de quedarnos quietas puede facilitar que la transición se desarrolle en beneficio del capital y de las empresas. Nosotras no estamos dispuestas.

Por ello apostamos por alianzas socio-sindicales y una agenda social compartida. Escucharnos, aprender, trabajar las contradicciones, centrarnos en lo que nos une y aportar con sinceridad desde nuestro lugar. La lucha por unas condiciones de vida dignas para el conjunto de la clase trabajadora, la lucha ecologista y las luchas soberanistas son imprescindibles. En el sindicalismo tenemos grandes retos y podemos aportar mucho. A corto, apoyamos la manifestación en defensa de la tierra del 20 de mayo en Gasteiz y nos estamos organizando con otros agentes sociales y sindicales para responder ante la cumbre del Banco Mundial.