Durante los últimos meses se han repetido los actos políticos con tintes electorales, pero con el inicio de la campaña los partidos han puesto en marcha un mercadillo en el que tratan de vender propuestas de lo más variopintas, como es la creación de una playa fluvial en Gasteiz.

Esta idea ha sido planteada por la candidata del PNV, Beatriz Artolazabal, que también ha propuesto un nuevo vial, con pinta de circunvalación, en el sur; y una partida de 125 millones para barrios. Vistas las propuestas, cualquiera pensaría que los jeltzales son un grupo de la oposición. Pero no es así. Forman parte del Gobierno municipal, en coalición con el PSE, que no se queda atrás a la hora de presentar proyectos. Su candidata, Maider Etxebarria, ha planteado un Centro de Vida Saludable en la antigua pista de hielo y la reforma integral del centro cívico Iparralde.

Llama la atención que los dos partidos que gobiernan la ciudad presenten en campaña estas promesas, y no es extraño que muchos se hagan una pregunta: ¿por qué no se han llevado a cabo estos proyectos durante los últimos cuatro años?

Los grupos de la oposición también han presentado sus ofertas a los electores. Se dividen en dos grupos: las físicas, en alusión a las nuevas infraestructuras, y las ideológicas, las que marcan el perfil y el proceder de cada formación.

Así, EH Bildu ha propuesto un pacto social para mejorar los cuidados a las personas mayores, al tiempo que ha anunciado que trabajará en un parque municipal de vivienda en alquiler, y en la rehabilitación de Betoño y Sansomendi.

El PP, por su parte, ha tirado de neoliberalismo a la hora de proponer «licencias exprés» para negocios, y de populismo a la hora de prometer que abrirá al tráfico los carriles exclusivos del BEI. Y Elkarrekin Podemos aboga por implementar un servicio de desayuno para escolares y modificar el espacio urbano para mitigar las olas de calor. Una playa y una propuesta destinada a compartir las altas temperaturas en una ciudad conocida por el frío. Los efectos del cambio climático...