El Instituto para la Economía y la Paz (IEP) en México recoge en su último informe que el índice anual de paz ha registrado un avance por tercer año consecutivo debido a una mejoría en tres de los cinco apartados analizados: homicidios, delitos con armas de fuego y cárcel sin sentencia.

Sin embargo, estima que el impacto económico de la violencia para el país en 2022 fue de 4,6 billones de pesos (unos 213.475 millones de euros), lo que representa un 18,3% del PIB mexicano y equivale en un costo per cápita de 35.700 pesos (1.845 euros).

Este indicador también muestra una caída por tercer año consecutivo, con una reducción de 5,5%, equivalente a 271.000 millones de pesos (unos 14 millones de euros) respecto del año anterior.

El estudio señala que esta misma cantidad fue seis veces mayor que las inversiones públicas en salud y cinco veces mayor que las realizadas en educación en el mismo año.

El gasto en México durante 2022 para seguridad pública y el sistema judicial fue del 0,6% del PIB, menos que el promedio de los países de la OCDE de 1,7%.

En los últimos tres años, la décima publicación del IEP, acumula un avance del 3,6%. El mayor impulso fue producto de una disminución de 7,9% de los homicidios durante 2022, con 24 entidades registrando una recuperación respecto de 2021.

«Pese a estas mejoras la tasa de homicidios sigue siendo alta, con 24,5 muertes por cada 100.00 habitantes», advirtió en la presentación del estudio Carlos Juárez, director en México del IEP, cuya sede principal está en Sydney, Australia.

Esta cifra se traduce en casi 32.000 víctimas anuales, equivalente también a unos 87 homicidios por día.

Yucatán es el estado con mayor índice de paz, por encima de Tlaxcala, Chiapas, Tamaulipas y Nayarit, según el informe, que indica que la entidad con el mayor nivel de violencia fue Colima, detrás de Zacatecas, Baja California, Guanajuato y Morelos.

El índice de paz en México también destaca que la polarización política se ha convertido en un tema de creciente preocupación nacional. «Hay factores de larga data que alimentan la polarización, incluida la desigualdad económica y la corrupción», constata.