Amaia U. LASAGABASTER
[ NEKANE DÍEZ ]

El privilegio y la suerte de una futbolista, la razón de ser de un club

(Monika DEL VALLE | FOKU)

Ha conocido el fútbol de antes y el de ahora, el de los abrazos por los goles y el de las lágrimas de frustración por las lesiones, el de San Mamés lleno y el de campos de hierba artificial sin grada, el de pedir permiso y el de firmar autógrafos. «Nekane, Athletic zara», decía ayer el club en sus redes sociales y, efectivamente, difícilmente puede entenderse el club sin futbolistas como la vizcaina, como tampoco puede entenderse a Nekane sin el Athletic.

Y es que la delantera ha pasado literalmente media vida en Lezama. Récord de precocidad del club, le faltaban aún cuatro días para cumplir los 16 años cuando disputó su primer partido oficial y se marcha con 31. Se marcha del Athletic y del fútbol en activo «porque me resultaría imposible ponerme otra camiseta». Pero tampoco es que vaya a quitarse la rojiblanca porque comienza otra etapa y tiene ganas de «hacer muchísimas cosas» de las que en su mayoría se ha tenido que privar hasta ahora pero siente «el club como una parte de mí».

No es de extrañar, después de más de tres lustros cumpliendo un sueño que comenzó el día que su padre le llevó a San Mamés, junto a su hermano, a aquel primer partido en el estadio del equipo femenino, que estaba a punto de conquistar su primer título de Copa. «Ni en mis mejores sueños imaginé que muchos años después podría decir con orgullo que yo también he formado parte de la familia zurigorri». Solo pasaron tres más hasta que recibió la llamada de Iñigo Juaristi. Y ahí comenzó un «viaje precioso» que Nekane culmina con números de récord: 16 temporadas en el primer equipo, 381 partidos oficiales de Liga, Copa y Champions League, y 162 goles.

Una carrera en la que ha podido celebrar un título de Liga pero que también le ha hecho sufrir con una rotura de ligamento cruzado, las dos finales de Copa perdidas o la Liga que se le escapó en la última jornada en un San Mamés a rebosar. Todos los recuerdos, buenos y malos, tienen sitio en su maleta «porque todos me han servido como aprendizaje. El fútbol y la vida son como una montaña rusa, con momentos que no siempre son positivos, y hasta que no aprendes eso y aceptas que eso es la vida, no eres capaz de disfrutar y de darte cuenta de que eres una afortunada por pertenecer a esta gran institución y defender este escudo».

No le ha resultado fácil, como tampoco lo está siendo el adiós. «Siento como que empecé ayer a jugar a fútbol, no he sido consciente hasta ahora que había jugado tantos partidos, que había ido tantos días a Lezama», reconoce entre lágrimas, y ahora «va a ser muy difícil despertarme, no ir a desayunar, las conversaciones, las risas, el vestuario, salir a entrenar, acabar el entrenamiento, ir al gimnasio, la enfermería, comer, todas las veces que hemos ido al cine... Es muy difícil decir adiós. Pienso hasta en el tener que salir del grupo de whatsapp, que lo hice yo en 2014 y no sé si voy a ser capaz de salir de allí».

Y no es porque la decisión la haya tomado de la noche a la mañana. Aunque tras su lesión más grave, la rotura del cruzado que sufrió en diciembre de 2015, volvió con fuerza suficiente para reintegrarse en la columna vertebral del equipo, cinco años después tuvo que volver a pasar por el quirófano y desde entonces, la irrupción de nuevos valores pero, sobre todo, los problemas físicos que le han impedido trabajar con regularidad han reducido considerablemente su protagonismo. «Lleva tiempo rondando por mi cabeza -explica-. Es una decisión importante para mí y para el club. Yo sentía que por mucho que podía estar aportándoles en cierta manera, en el campo ya no estaba siendo la jugadora que había sido. También sabía que me costaría ponerme otra camiseta y jugar contra ellas, me resultaría imposible. Porque lo he vivido todo, he tenido la suerte y el privilegio de vivirlo todo con el club de mi vida».

ONE CLUB WOMAN

Y eso es, precisamente, lo que les desea a sus compañeras y a las próximas generaciones de leonas. Que «disfruten sufriendo, porque el tiempo vuela y sois las elegidas» y, sobre todo, que alguna de ellas pueda superar sus números. «Ojalá otras futbolistas lo hagan. Sería muy bueno para el club y yo sería feliz porque querría decir que alguien es capaz de sentir y de vivir lo que es el Athletic durante 16 años. No es fácil, la exigencia es total, el sacrificio es muy grande, pero el sentir estos colores y saber que no podrías vestir otra camiseta y no podrías meter ningún gol a esta camiseta, el sentido de pertenencia es increíble. Ojalá más futbolistas puedan vivirlo».

Un último servicio al club con el elogio sincero de otra forma de entender el fútbol sin la que el Athletic no podría existir.