Rusia reivindicó la destrucción en Odessa del Yuri Olefirenko, que presentó como el último buque de guerra de la Armada ucraniana aún operativo. El Yuri Olefirenko es un barco que permite el desembarco de tropas y se utilizó en 2014 para evacuar a los militares ucranianos tras la anexión de Crimea por parte de Moscú. Por otro lado, Rusia aseguró que no introducirá de momento la ley marcial en el país tras el ataque con drones contra Moscú, mientras estudia medidas de represalia contra Ucrania «con calma y coherencia». El jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el presidente checheno, Ramzan Kadirov, pidieron dureza en la respuesta rusa e incluso la imposición de la ley marcial en el país. El Kremlin indicó que mejorará el sistema de defensa antiaérea y lamentó la falta de condena occidental a este ataque y a los sufridos en la región de Belgorod, donde el gobernador anunció la evacuación a la ciudad de Voronezh (unos 200 kilómetros de la frontera con Ucrania) de 330 niños de Shebekino y Graivorono.

Gran Bretaña defendió el «derecho» de Kiev a «proyectar fuerza más allá de sus fronteras» mientras la Casa Blanca dijo, que, de forma general, EEUU «no apoya ataques dentro de Rusia».