Dabid LAZKANOITURBURU

Presas y presos de la desinformación

Es un hecho que, tras la contraofensiva del otoño pasado que obligó a Rusia a un repliegue en Jerson y Zaporiyia, el Ejército ucraniano lanzó ataques con misiles Himars contra las inmediaciones de la presa de Kajovka, que justificó como ensayos para testar una inundación controlada de las posiciones rusas. Sus mandos militares aseguran que, finalmente, la descartaron.

Que estos últimos funcionan con una creciente temeridad y cada vez más por libre es palpable si hacemos caso a la última revelación de “The Washington Post” sobre informes de los servicios secretos europeos sobre un plan del generalato ucranio para reventar el gasoducto Nord Stream sin presunto conocimiento del presidente Zelenski.

Las incursiones de grupos armados rusos alineados con Kiev al otro lado de la frontera con armamento occidental suministrado al Ejército ucraniano reforzarían esta deriva.

Toda guerra -toda- genera unas inercias que refuerzan a los sectores militaristas y, por definición, irracionales. En uno y otro bando.

Ahora bien, de ahí a imputar a Ucrania la voladura de la presa va un salto que los expertos no se atreven a dar.

No lo descartan absolutamente, pero estiman poco probable un ataque externo. Porque debería ser una enorme explosión desde fuera contra una estructura construida en 1956 y reforzada con acero, capaz de resistir un ataque casi atómico.

Tampoco descartan completamente una falla estructural. Informes aseguran que desde noviembre las grúas pórtico que abren y cierran las compuertas para el desagüe no se habían apenas movido, no se sabe si por daños derivados de los ataques.

Con el derretimiento de la nieve y las lluvias de primavera, el nivel del embalse había alcanzado cotas no vistas desde hace treinta años.

Pero la hipótesis de un desbordamiento, que -no se olvide- fue la primera que hizo pública el Kremlin, pierde fuerza por dos razones. Por un lado, lo normal es que la falla comenzaría en la parte de tierra de la presa, o en cualquiera de sus orillas.

Sin embargo, las imágenes sugieren que la presa de Kajovka se partió por la mitad, lo que abona la hipótesis de una explosión interna en un espacio cerrado, posiblemente desde la sala de máquinas, para magnificar su impacto.

Por otro, los testimonios de la zona hablan de una única y gran explosión que se escuchó a las 2.50, hora local del martes, tras la que comenzó a desbordarse la presa.

¿Sabotaje? Muy improbable, habida cuenta de que el Ejército ruso controlaba, y controla, lo que queda de ella.

Seguimos, pues, presas de la desinformación.