Álvaro REIZABAL
Abogado
JOPUNTUA

Apología del terrorismo de Estado

Hace años uno pensaba que la evolución de la sociedad solo podía ser a mejor, la historia nos llevaría indefectiblemente a una sociedad más justa y más solidaria. Pero la realidad va demostrando que las cosas son bien distintas y que eso era una utopía.

Eso nos dijeron también durante la pandemia, saldríamos reforzados, todos íbamos a ser mejores personas después de aquellos largos días de muertes de gente a porrillo, confinamiento y aplausos vespertinos a los sanitarios y a los conductores de autobús. Pero aquello pasó y, lejos de haber mejorado la sanidad para evitar que una nueva pandemia vuelva a cogernos en pelotas, la tendencia es a privatizar el sistema público de salud y tender cada vez más a un modelo como el norteamericano, en que si encuentran a un moribundo a la puerta de un hospital comprueban si tiene seguro o dinero para pagar la carísima asistencia, y si no tiene ni lo uno ni lo otro, pues allí se queda y que le den. Los responsables de esta estrategia la niegan, paro cada vez se restringe más la asistencia, especialmente la primaria, con cierre de centros y restricciones con la excusa del verano o de los fines de semana.

Y qué decir en política, en que la ultraderecha bicéfala se dedica ya sin tapujos ni disimulos a ocupar poltronas y acaparar poder para derogar todo aquello aprobado en los últimos años que pueda oler a progreso, de tal manera que, salvo sorpresa de última hora, un personaje tan gris como Feijóo puede llegar a la Moncloa.

Bicéfala he dicho, y cómo vamos a olvidar otro retroceso de estos días. Belloch conocido como el ministro bicéfalo, porque ocupó a la vez las carteras de Justicia e Interior acaba de presentar un libro que ni he leído ni pienso comprar, pero que, por las reseñas, es un escándalo mayúsculo. Y es que a estas alturas afirma que volvería a ascender al generalato a su querido y condenado Galindo, amiguito del alma, porque tenía mucha información; lo de la tortura, habladurías, y no sirve para nada y el GAL estaba muy bien visto. ¿No es eso apología del terrorismo de Estado?