Koldo LANDALUZE
CRÍTICA: «AISHA»

Atrapada en tierra de nadie

El dublinés Frank Berry (”Michael Inside”, 2017) ha dirigido y escrito este filme cuya base argumental está basada en las entrevistas que realizó el propio director a personas que permanecieron atrapadas en las telarañas burocráticas de la inmigración.

Fruto de dicha investigación es su protagonista, una joven universitaria que tuvo que dejar atrás su Nigeria natal después de que su padre y su hermano fueran asesinados y ella fuera objeto de una violación a manos de las mafias locales. A pesar de estar localizada en Irlanda, la temática resulta universal y reconocible, y aborda de manera clara una problemática que siempre requiere mayor atención.

“Aisha” en sus formas y contenidos es un drama social elaborado a partir de dos almas errantes: la protagonista y uno de los vigilantes de seguridad que custodia el centro de acogida en el que se encuentra atrapada y en el que espera una decisión que determine, o no, su incierto asilo.

Letitia Wright (”Black Panther”) y Josh O’Connor (“The Crown”) componen unas sólidas interpretaciones dentro de un conjunto que no se resiente y que, con sutileza y emotividad, completa un puzzle emocional que cautiva por su naturalidad y su carencia de subrayados emocionales gratuitos.

Berry se ha amoldado a un estilo lindante al cine del imprescindible Ken Loach a la hora de tratar una cuestión que tiende a ser olvidada en demasiadas ocasiones y hacerlo mediante diálogos muy poco superficiales y un diseño de personajes bien estudiados.

Otro elemento destacado de “Aisha” radica en su aspecto visual, el cual y, gracias una cámara que no resulta molesta en momento alguno, capta con precisión unos sutiles duelos de miradas y silencios cómplices. A ello habría que añadir la química que emana de la pareja protagonista.