Iratxe FRESNEDA
Kargua

No duele lo suficiente

La semana pasada hablábamos en este mismo espacio de los incendios familiares que dejan al descubierto la hipocresía del sistema cuando las elites tratan de blanquearse a sí mismas en la trama de la serie Little Fires Everywhere. Otro tipo de incendios, reales, tienen lugar cada verano, son incendios que van más allá de hechos aislados fruto de iniciativas individuales, es piromanía político-económica, como la que lleva a vivir en los suburbios de las ciudades francesas a todas esas personas que no forman parte reconocida e integrante del Estado de la igualdad, la libertad y la fraternidad. Qué cerca está a veces el país galo de lo que sucede en EEUU. Un policía asesina a un chaval de 17 años y los incendios y las protestas se extienden. Lejos de creer la falacia de que la delincuencia solo habita en los barrios obreros, la delincuencia se hace corpórea en un sistema que permite asesinar impunemente a la ciudadanía, ya sea lentamente o de un disparo. Cerca, muy cerca, arrojan a las mujeres por la ventana, las apuñalan, pero nada arde, nada pasa, es un feminicidio que no está en la primera línea de las agendas, ni siquiera en las de la ciudadanía. La vida pequeña hace tiempo que pasó a ser algo sin importancia y cuando se sitúa en el centro, es por cuestiones de marketing, como cuando se aplaudía por la ventana a los trabajadores y trabajadoras de un sistema de salud en agonía. La casa está ardiendo, pero como nos quemamos poco a poco, prácticamente no nos duele.