Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ

El gobierno griego desaloja a los kurdos de su histórico refugio

Las autoridades helenas han desalojado esta semana a los habitantes del campo de refugiados de Lavrio, autogestionado por grupos kurdos afines a la ideología izquierdista de Abdullah Öcalan, el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El movimiento kurdo denuncia que Grecia pretende contentar a Turquía.

Rostro de Abdullah Ocalan en el clausurado campo de refugiados de Lavrio.
Rostro de Abdullah Ocalan en el clausurado campo de refugiados de Lavrio. (M..F.I.)

Tras vencer en las elecciones parlamentarias del pasado 25 de junio, una de las primeras decisiones del derechista Kyriakos Mitsotakis ha sido desalojar el campo de refugiados de Lavrio, símbolo del movimiento kurdo en Grecia y parada en la que muchos migrantes tomaban oxígeno en su ruta hacia el norte de Europa. A 60 kilómetros de Atenas, en la región del turístico cabo de Sunion, Lavrio no era un campo de refugiados común: estaba autogestionado desde 2017 en consonancia con los preceptos fanonianos de Abdullah Öcalan.

«Lavrio es un símbolo de los kurdos, es como una parte de Kurdistán. Nos sentíamos como en nuestro propio barrio, incluso mejor: era como vivir con la libertad que no hemos disfrutado en Kurdistán. Para poder tener una vida normal, tuvimos que huir a Europa», dice Siwan, que prefiere usar un seudónimo y que llevaba un año residiendo en Lavrio.

Los medios kurdos especulan con que Grecia intentaría contentar al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que lleva dos décadas denunciando que Lavrio sirve a los intereses del PKK. En una semana crucial en la que se celebra el encuentro de la OTAN en Vilnius, Lituania, el movimiento kurdo alega también que la Alianza busca suavizar la posición de Erdogan, quien mantiene el veto al ingreso de Suecia. «Mitsotakis quiere mejorar las relaciones con Erdogan; el desalojo no es casualidad. Además, la OTAN quieren evitar las amenazas de Erdogan. ¿A quién han sacrificado? A los más débiles, que son los kurdos», considera Siwan, en el Centro Cultural del Kurdistán en Atenas.

En la década de 1960, para alojar a refugiados provenientes de la URSS, el Gobierno griego edificó Lavrio. A medida que explotaban otros conflictos, nuevas personas comenzaron a habitarlo, entre ellas kurdos y turcos izquierdistas que huían de la represión del Estado turco. En los años 90 y en el siglo XXI llegaron más kurdos, y desde 2014, la mayoría de habitantes eran de Rojava, la autonomía kurda en el norte de Siria. En la región de Lavrio, aislado, hay otro campo con 20 contenedores que las autoridades no han desalojado; sin embargo, no carga con el simbolismo del campo desalojado, un edificio robusto situado en el centro de la ciudad.

INFRAESTRUCTURAS «INSEGURAS»

El desalojo de Lavrio no pilla por sorpresa, aunque escuece. Las autoridades llevaban años aduciendo ue las infraestructuras no eran seguras, por lo que había que evacuar a los inquilinos. Por eso, en los últimos años el número de refugiados había descendido de 350 a 50. Ahora, han sido enviados a otras instalaciones. Están aisladas, denuncia Siwan, que reitera que él y otros muchos no vivirán allí, aunque el Gobierno amenace con represalias. Muchos son exiliados políticos y temen ser extraditados. Pero eso no depende de estar en un campo de refugiados. «En Grecia, siempre te pueden extraditar; da igual que esté en un campo», dice Siwan. «Grecia traicionó a Öcalan, imagine lo que puede hacer conmigo».

Desde 1980 Grecia ha apoyado a grupos de la izquierda radical contrarios al Gobierno turco. Pese a ser un país de tradición derechista y pertenecer a la OTAN, todos los Gobiernos han tenido claro que su principal enemigo es Turquía, que dominó la actual Grecia durante cinco siglos y que aún cuestiona la autoridad helena en el Mediterráneo. En plena Guerra Fría, en 1974, las relaciones entre Grecia y Turquía se tensaron: alegando que los derechos constitucionales de la comunidad turcochipriota no se estaban respetando, Turquía invadió el norte de Chipre, lo que llevó una década después a la constitución del la República Turca del Norte de Chipre. En este contexto, los diferentes Gobiernos griegos han permitido las actividades de grupos que atentaban contra la legitimidad de Turquía, y por eso en Atenas hay organizaciones paraguas del PKK y grupos turcos como el DHKP-C.

Sin embargo, a veces Atenas dirige acciones como el desalojo de Lavrio, que también sirve a sus propios intereses: estos grupos kurdos se relacionan con grupos anarquistas griegos. Con la mayoría absoluta y un Parlamento con una presencia importante de la ultraderecha, esta acción podría contentar a Erdogan y ser el principio de una apuesta decidida de Kyriakos Mitsotakis por eliminar las estructuras paralelas de los movimientos de izquierda que actúan en Grecia.