Amparo LASHERAS
Periodista
AZKEN PUNTUA

Sin embargo, ha sucedido

La clase trabajadora del cine de Hollywood se ha declarado en huelga. La iniciaron en mayo los guionistas y esta semana el sindicato de actores y actrices llamaba también al paro a sus 160.000 afiliados. Parece mentira que algo así esté ocurriendo en el centro de la industria que más y mejor ha contribuido a expandir la ideología imperialista y neoliberal de EEUU. Sin embargo, ha sucedido. Y es que la precariedad y la explotación laboral es el capítulo menos conocido en la historia del séptimo arte, pero también uno de los que mejor define las desigualdades sociales de la cultura cuando esta se pone al servicio del sistema.

En esta huelga, los convocantes han puesto sobre la mesa una cuestión que da escalofríos: la utilización de la inteligencia artificial como sustituta de la creatividad del ser humano para contar historias e interpretarlas, es decir, los estudios quieren sustituir la vida y la imaginación por unos algoritmos que no cobrarán sueldo. La otra noche viendo, en un ciclo del actor Gregory Peck, "La Barrera Invisible", pensé que, aunque rodada en 1947, los diálogos podían servir como una áspera crítica a la hipocresía de la sociedad actual. En el cine, me dije, igual que en otros aspectos de la vida, es la palabra del pensamiento rebelde, la única que se queda en el tiempo.