Raimundo FITERO
DE REOJO

El tercer rebote

Aunque parezca que ha pasado un siglo, fue antes de ayer cuando nos despertamos con legañas tras esperar al recuento de las papeletas. En algunos parajes del espacio político se sigue manteniendo el tono agresivo de campaña por si acaso se repiten mañana las elecciones o con esas mentiras convertidas en salmos se puede variar algún resultado. Borja Mari ha ido bajando escalones en su valoración estratégica y ocupa sillón en el canal Trece, o sea, allá dónde no quiere ir nadie porque es algo que solamente se ve tras ciertas celosías.

Así que mis deseos pelean con mis circunstancias y apuestan de manera cafre sobre asuntos intangibles. ¿A quién le han sentado peor estos resultados electorales, a Vox o a la cúpula de Podemos? O cuando se estiran y se ponen ideológicos mis puntos de vista trasera, se pelean por saber quién va a empezar antes la purga, ERC o Junts. Y ya en el apogeo de mis dudas retóricas, busco desesperadamente la dimisión o el despido de directores de periódicos, radios, columnistas, voceros y correveidiles que han fallado y no han llevado al Gobierno al PPVOX ni con la ayuda de todas las empresas demoscópicas del santo poder azul.

Estamos viendo el tercer rebote de la pelota electoral. Se esperan los votos del exterior para intentar paliar dolores o abrir más las grietas. Unos siguen eufóricos, otros mohínos. Cuando se mira al señor Feijóo en Santiago, junto a las púrpuras locales, se ve claramente que es un espectro. Su cara demacrada denota morriña, porque en su Galicia todo estaba atado y bien atado. Y el BOE parece quedar lejos.