Koldo LANDALUZE
CRÍTICA: «PEQUEÑAS CASUALIDADES»

Otras vidas en un instante

La ópera prima de Olivier Treiner reflexiona sobre el destino y los altibajos de la vida de la protagonista, una mujer octogenaria que habita un París del futuro y cuya trama especula sobre las cuatro vidas diferentes que hubiera vivido a partir de una serie de acontecimientos. De esta forma, acompañamos a la protagonista en un viaje que realizó en su juventud al recién caído muro de Berlín, somos testigos de un encuentro romántico escenificado en una librería, la vemos en un matrimonio no muy feliz e incluso le queda tiempo de sufrir un accidente de motocicleta y todo ello a través de su carrera como concertista de piano. Lou de Laâge (“Jappeloup. De padre a hijo”) ha sido la encargada de meterse en la piel de estas vidas y es su variada y esforzada labor interpretativa la que destaca dentro de un conjunto interesante pero poco elaborado.

A distancia sideral de la vida bifurcada que protagonizó Irène Jacob en la muy existencial “La doble vida de Verónica”, del cineasta polaco Krzysztof Kieslowski, y mucho menos simpática que la comedia romántica filmada por Peter Howitt y titulada “Dos vidas en un instante” (1998) -en la que el personaje interpretado por Gwyneth Paltrow se bifurcaba también en dos sentidos diferentes tras perder el metro-, esta propuesta del Estado francés juega con la idea de los caprichos instalados en los multiversos y las diferentes vidas que podrían haberse dado y a partir de las distintas decisiones que adopta el personaje encarnado por De Laâge.

Todas estas secuencias vitales cuentan con un nexo común: el azar como factor catárquico. Es una lástima que el argumento haya optado por utilizar vías narrativas demasiado fáciles y lineales. Podría decirse que, a pesar de ser muy diferentes en su aspecto, las vidas mostradas en este largometraje están demasiado interconectadas.