Raimundo FITERO
DE REOJO

Información y entretenimiento

La muerte de María Teresa Campos sirve para entender la desfachatez con la que se maneja la tormenta de emociones y desmemoria que parece ser un estado perenne en ciertos ámbitos del cortocircuito político imperante. Los panegíricos más desorbitados hasta los ninguneos más mezquinos. Quienes tasan su vida en los últimos cinco años o la colocan en apenas quince años, olvidándose de su procedencia desde su Málaga natal como periodista generalista y de su importancia por los pasos que dio para convertir tramos de la programación televisiva en territorio fértil para la diversidad y hacerlo desde su mando de directora y primera figura de las pantallas.

Es un dilema no siempre bien resuelto, el paso de la información al entretenimiento. Pero María Teresa Campos intentó en esos programas río de la mañana televisiva, ese espacio inventado por Jesús Hermida, mantener el entretenimiento más ingenuo maridado con la información y hasta con el debate. A partir de ahí, la deriva que fue tomando la vida social y política se acompañó de un desfase de formas y contenidos en esos programas que se fueron colonizando por intereses que aparentemente parecía económicos, es decir, en la búsqueda de una audiencia creciente, pero que escondían interés electorales en modo de llegar a ser un mitin continúo de las derechas.

En estos tiempos donde la televisión generalista se está remodelando en estructuras y programas principales, recordar a María Teresa Campos como una profesional de la información que hizo un entretenimiento razonablemente popular, es el mejor homenaje.