Koldo LANDALUZE
LA MANZANA DE ORO

Un polvorín inconexo de egos y disparates

El título hace alusión a un codiciado premio de poesía ficticio que sirve de excusa para reunir a un variopinto grupo de poetas, que pasan por ser los más representativos de diferentes generaciones. Todo ello transcurre a lo largo de un interminable fin de semana y en una hospedería gallega alejada del mundanal ruido. Un polvorín de egos y deudas pendientes y pasadas, que se encuentran a punto de explotar y al que tan solo falta que alguien prenda la mecha.

Con estos mimbres, el veterano Jaime Chávarri ha vuelto a colocarse detrás de una cámara para filmar una supuesta comedia coral en la que los poetas escriben, recitan y se vigilan de cerca debido a una sospecha de plagio y a otras cuestiones lindantes a la envidia. La sátira es la principal arma de la que se sirve el autor de la magistral y dolorosa “El desencanto” para elaborar un poco sutil juego entre divos y en torno a las banalidades del arte, y como tal emplea un embrollado discurso plagado de metáforas recargadas y personajes que bordean lo grotesco. De corte academicista en su estructura, la película bordea peligrosamente lo escabroso y fruto de todo ello es un delirio colectivo en el que nadie queda a salvo.

Con semejante número de personajes, cada cual con su respectiva línea argumental, tan solo se consigue aumentar la confusión ante lo que estamos presenciando. No es nada fácil encontrar el tono a esta adaptación de la novela “Ávidas pretensiones”, de Fernando Aramburu, porque todo se ubica en un territorio inconexo. Tal vez destaque del conjunto el rol de poeta maldito que encarna con acierto Sergi López. El resto es un sainete con pretensiones que nunca logra conectar con la complicidad del espectador, debido a su intento por torpedear los juegos florales y la palabrería hueca con las que se tiende a relacionar la poesía.