Koldo LANDALUZE
EL CUCO

Hogar, dulce hogar

Tras “Secuestro” y “El fotógrafo de Mauthausen”, Mar Targarona da un giro en este su nuevo filme centrado en el intercambio de viviendas durante las vacaciones. Este thriller toma ciertas referencias de clásicos como “La semilla del diablo”, pero va más allá al descomponerlo en múltiples lecturas que no siempre resultan acertadas.

La trama nos adentra en un lujoso chalet dotado de las más avanzadas tecnologías de automatización, emplazado en el corazón de la Selva Negra alemana. En este escenario, hacen su entrada Marc (encarnado por Jorge Suquet) y Anna (interpretada por Belén Cuesta), esta última embarazada y anhelando una pausa en su abrumadora rutina.

Ambos tomaron la decisión de intercambiar su hogar con Hans y Olga, una pareja de jubilados alemanes de apariencia afable a quienes conocieron a través de un portal de internet.

LA CASA HABITADA

Este punto de partida desencadena una serie de acontecimientos inquietantes que incrementan la tensión y se entrelazan con elementos de terror y fantasía.

A partir de aquí, revelar más detalles sobre la trama sería desvelar una narrativa que trastoca lo cotidiano desde una perspectiva tenebrosa, dejando una huella perturbadora en las jornadas que se desarrollan en el aparetemente idílico hogar.

El gran esfuerzo invertido por la directora para transmitir la sensación de incomodidad que nos acompaña a lo largo del metraje sufre ciertos altibajos -a veces paliados por las notables interpretaciones de su reparto-, sobre todo cuando reincide de manera continuada en situaciones que no lo son tanto. A ello se suman las cartas marcadas que la autora coloca sobre la mesa para llegar a un climax que hemos visto en multitud de películas similares.