Pello GUERRA
IRUÑEA

Denuncian la necropolítica de Frontex en su reunión en Iruñea

La misma Muerte evidenció ayer la necropolítica migratoria de la UE a través de una performance con la que diversos colectivos querían denunciar esa forma de proceder con la migración ante el Baluarte de Iruñea, donde se celebra estos días la reunión de Frontex.

La Muerte se paseó por las inmediaciones del Baluarte de Iruñea, donde se está celebrando la reunión del Consejo de Administración de Frontex.
La Muerte se paseó por las inmediaciones del Baluarte de Iruñea, donde se está celebrando la reunión del Consejo de Administración de Frontex. (Iñigo URIZ | FOKU)

La reunión que celebra entre ayer y hoy el Consejo de Administración de Frontex en el Baluarte de Iruñea recibió la visita de la misma Muerte a través de una performance con la que diversos colectivos quisieron evidenciar la necropolítica migratoria de la UE.

La capital navarra está siendo escenario de una reunión del Consejo de Administración de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, cuya celebración prácticamente no se ha anunciado y se ha mantenido en la opacidad que caracteriza a este organismo, pero que llama la atención por la relevancia de la entidad que mantiene ese encuentro.

La única señal de que algo ocurría era la presencia de dotaciones de la Policía española en los alrededores de Baluarte, que se fueron arremolinando en la plaza aledaña al comenzar la citada performance, organizada por Karabana Mugak Zabalduz, PIM-MIG, Salhaketa Nafarroa, Ongi Etorri Errefuxiatuak, Etorkinekin Diakite Federazioa, SOS Racismo Nafarroa.

Empuñando una guadaña con el nombre de Frontex bien visible, una Muerte de gran altura, debido a sus zancos, y que portaba un maletín lleno de billetes para evidenciar «el mercadeo con la vida de los migrantes», se paseó junto a una larga alfombra de papel en la que figuraban «los nombres de las miles de personas que han muerto de manera silenciada, sin reparación ni reconocimiento» en el Mediterráneo desde 2015.

Junto a la Muerte, figuraban varias personas que encarnaban a los agentes de la agencia europea con gorros y brazaletes azules, algunas de las cuales portaban pancartas en las que se podía leer “Frontex akatu” y “Abolir Frontex”.

De esta manera, los colectivos citados querían mostrar su rechazo a Frontex, según explicó su portavoz, Beatriz Villahizán, quien recordó que esta agencia se creó en 2004 para «gestionar el blindaje de las “fronteras exteriores” de la Unión Europea» y como punta de lanza de una política migratoria «causante de miles de muertes, decidiendo quién, cómo y dónde puede o no existir».

Para ello, cuenta con «sus propios eurosoldados y con un presupuesto millonario que pasó de 100 a los actuales 845,4 millones de euros» y que va a superar los mil millones para los próximos años.

EL NEGOCIO DEL CONTROL

Villahizán recordó que, en la práctica, Frontex «ha supuesto la militarización de las fronteras y el establecimiento del negocio del control migratorio como uno de los más lucrativos y rentables a nivel mundial», como, por ejemplo, siendo «uno de los mayores vendedores de datos biométricos», además de potenciar a «las empresas armamentísticas más punteras». Concluyó que «su existencia es clave para sostener la criminalización del derecho a migrar y de las personas que migran, y a su vez hacen de esta criminalización un gran negocio».

Asimismo, puso el acento en que la historia de esta agencia europea «está plagada de irregularidades, opacidad y operaciones que vulneran sus propias normas de identificación, devolución y deportación. Reproduce el sistema cárcel: hipervigilancia, criminalización, oscurantismo, vulneración de derechos humanos... y la lógica de opresión, privilegio de género, raza y clase».

Pero desde Frontex o el Consejo Europeo, los colectivos quisieron poner el foco en las consecuencias más próximas que tienen esas políticas, con unas instituciones que realizan «declaraciones estériles que no se traducen en compromisos reales» y que «imponen requisitos o justifican recortes de derechos».

Ante esta situación, exigieron «un territorio que reconozca y repare las múltiples violencias ejercidas sobre las personas migradas y el máximo respeto a sus derechos humanos y la abolición de Frontex».