No recuerdo otro cartel que impactara tanto en mi vida, rosa sobre negro, la mayor infamia gritando desde los muros de Iruñea, 1995. «Maricón, pasa de la instrucción». En plena insurgencia antimilitarista, con cientos de chavales encarcelados por negarse a la mili obligatoria, EHGAM Nafarroa agitó todas las luchas en una coctelera y lanzó un alegre exabrupto tan radical como visionario. Y no es adoración propia, ese cartel es hoy estudiado y venerado como avanzadilla queer, porque ahí estaba todo. La reapropiación del insulto. Nada de homosexual o gay: maricón. Entonces no sabía que yo era maricón, poco me faltaba, pero desde ahí me nombro perra y puta, gracias a ellos. La interseccionalidad de las luchas: contra los ejércitos, las cárceles, el machismo y la homofobia, todo a la vez. Por ello me hace tan feliz ser parte de su Maripensando este 7 de octubre: no se lo pierdan.

Para muchas gentes en Iruñea, la primera vez que divisamos mujeres transexuales fue en la calle Cortes de Navarra, en la noche, apostadas cual luciérnagas, puteando. A estas quimeras, imposibilitadas en su viabilidad por una sociedad misógina, tránsfoba, binaria, normalizadora, clasista, cruel, triste, puritana, carcelaria y patologizadora, lo único que les quedaba para sobrevivir era la prostitución, y su propia comunidad, que es la nuestra. Después, como el resto de trabajadoras sexuales, fueron expulsadas de las calles más céntricas, fuera de la asfixiante normalidad, más vulnerables a la violencia de la policía y otros machos. Este año, desde Maripensando, rendimos tributo a nuestras hermanas travestis de antaño, de hoy y de siempre, a las que nunca tuvieron armario posible y ensancharon, poniendo sus vidas por delante, las posibilidades de todas. Cuando un feminismo vergonzosamente reaccionario ataca de la manera más delirante y sádica a las mujeres transexuales, nosotras las reconocemos como nuestra auténtica vanguardia, nuestras amatxos políticas.