Raimundo FITERO
DE REOJO

Agencias de colocación

Las imágenes que se nos sirven de manera oficial de ese pasillo por el que aparecen portavoces de los partidos políticos que son recibidos por el cuñado de Urdangarin y que inmediatamente pasan a otra instancia que cierra las puertas una persona uniformada son parte del ritual que nos lleva a la incongruencia. ¿De qué hablarán, en qué tono, con qué profundidad? Los auténticos impostores sobre lenguaje no verbal que ahora ocupan los platós son una suerte de dibujantes de monos en paredes de hielo. Hacen acopio de vulgaridades y las ponen al servicio de quienes les convocan. Virtualidad demoscópica.

Cuando ustedes lean esto, seguramente ya sabrán si le han encargado a Pedro Sánchez intentar su investidura, pero mientras tanto debemos sufrir un acoso total de la extrema derecha bicéfala con insultos, contaminaciones, manipulaciones y proclamas golpistas que parece nadie poner freno. Aunque se detecta algún movimiento telúrico en el cortijo del pistolero de Amurrio y uno de sus chiringuitos más nominales, esa fundación llamada “Disenso”, donde parece que se acumulan sospechas sobre el mal uso de los dineros públicos. Es decir, lo que aprendió cuando estaba en la banda que ahora pone de capataz a Feijóo.

Pero ha sido ese guerrero español, Ortega Smith, quien ha alzado la voz y ha dicho que su partido no puede ser una agencia de colocación. Y ese concepto, ahora mismo, es muy oportuno, porque una de las soterradas batallas en la izquierda es por los ministerios futuros. Por cierto, Borja Mari fue uno de los más entusiastas aplaudidores de Feijóo. ¿Tendrá que ver con esto?