Fede DE LOS RÍOS
JOPUNTUA

De Vírgenes y momios

La princesa Leonor ayer juró la rojigualda monárquica prometiendo dar hasta la última gota de su sangre en la defensa de España, un día antes se encomendó a la Virgen del Pilar de Zaragoza, rindiendo pleitesía a un icono católico de 36 centímetros que dicen representa la madre del hijo de Dios, Dios a su vez, al que concibió gracias la tercera persona divina con aspecto columbiforme, también Dios. Concebido, según las crónicas, por el oído al introducirse la palabra de Dios padre sin necesidad de importunar virgo alguno. De ahí lo de “la siempre virgen”: antes, durante y después del parto. De lo acontecido en el durante y el después para la imperturbabilidad del himen nada cuentan las escrituras para asombro de la ginecología.

Pues bien, la persona que, a la muerte de su padre, ocupará la cúspide del ordenamiento jurídico español de un estado aconfesional se encomienda a una diminuta talla de una virgen que se apareció a Santiago apóstol y sus discípulos en los ribazos del Ebro; la única aparición “en carne mortal”, -todavía vivía en Palestina-, con la que contamos. Después hubo centenares y centenares de apariciones en diferentes lugares a sus lugareños, pero ya con la carne muerta matá. Nada comparable.

Por eso el día de la Hispanidad, el día de la Raza, es el próximo 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil y día de la Fiesta Nacional de España. El día del desfile de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos de Seguridad del Estado, defensores de la sagrada aunque precaria unidad de España, siempre a punto de romperse por mor de una antiEspaña siempre compacta. Por ello, detrás de los tricornios acharolados, de los tarbuches carmesís de los regulares, la cabra y sus descamisados, debería seguir la comparsa de momios aparecidos en carne mortal por las esquinas de los Aznares, González, Barrionuevos, Guerras, Rodríguez Ibarras, Corcueras, Tamames que tanto dieron por España a cambio de casi nada y que con ese casi nada supieron administrarse y conseguir vivir con casi todo.