La imposibilidad del cambio narrativo secuestra cualquier atisbo de acercarse de manera racional a lo que sucedió en la Historia reciente, entendiendo que reciente son quinientos o seiscientos años y ayer, setenta y cinco u ochenta. Intentar explicar cronológicamente el conflicto actual entre Israel y Palestina sin pararse a analizar cada tramo de esta ocupación y genocidio desarrollado en el tiempo por los israelíes con el consentimiento de la comunidad internacional sobre los palestinos indiscriminadamente, no es posible sin actos de fe continuados, elipsis casi metafísicas y bloqueos ideológicos que lleven a una no pertenencia, a una ubicuidad política inalcanzable.

Sucede exactamente igual si alguien quiere explicar la fecha del 12 de octubre y su utilización imperialista desde las fuerzas de la ocultación españolas que se mantienen en una absoluta aberración histórica, corregida y aumentada desde todos los puntos de agitación del olvido. Esa fiesta del Pilar, la patrona de la Guardia Civil, el día que era de la Raza, hasta unir todo ese estrambote en una supuesta legitimidad democrática con un desfile militar recargado de tufo franquista y que lleva años con un ritual aberrante: pitar e insultar al presidente democrático del Gobierno.

Le llaman descubrimiento a un encuentro casual de unos mercenarios y aventureros con unos territorios habitados desde tiempos inmemoriales por civilizaciones avanzadas que fueron destruidas de manera violenta por ejércitos de ocupación armados de cruces y espangardas que cometieron genocidios varios y expolios continuados. Cuentas y cuentos.