Dabid LAZKANOITURBURU

Palabras, formas y hechos

Ordenar que un millón de personas evacúen el norte de Gaza aduciendo que es allí donde Hamas y la Yihad tienen sus principales bases de operaciones para atacar a Israel, y en paralelo, para abrir un puente de cara a una gran incursión o invasión terrestre es inhumano. Más cuando los bombardeos contra la Franja no cesan.

Concentrar aún más a los 2,3 millones de gazatíes al sur del río Wadi Gaza es un crimen de guerra en un territorio que ya es uno de los de mayor densidad de población del planeta (36 kilómetros cuadrados, 40 de largo y entre 6 y 12 de ancho).

Pretender que ese millón ya largo de desplazados huya a Egipto por el paso de Rafah es pura limpieza étnica y evoca a los 700.000 palestinos que tuvieron que abandonar sus casas tras la independencia de Israel en 1948 (Naqba, o catástrofe para los palestinos).

Solo les queda tirarse al mar, solución deseada y verbalizada por el sionismo israelí para los palestinos y solución deseada y verbalizada en su día por Hamas y grupos similares para los judíos.

Sostiene Biden que ocupar Gaza sería un error y hay quien aplaude su «moderación». Cuando el presidente estadounidense, que defiende una operación terrestre para «eliminar a Hamas» no hace sino suya la que parece una constatación: Israel no tiene intención de ocupar permanentemente la Franja. El problema es que no encuentra a quien pueda sustituir a Hamas, en caso de que lo sojuzgue. ¿Egipto, la denostada Autoridad Palestina? Está claro que EEUU no quiere (teme) que el conflicto se extienda y su jefe de la diplomacia, Blinken, no para en su ronda por las capitales de los países vecinos y trata de presionar a Israel reconociéndole su «obligación de defenderse» pero matizando que «las forma importan».

En la misma línea, la UE ha corregido a la presidenta de la Comisión de Bruselas, Ursula von der Leyen, quien viajó a Israel y apoyó sin ambage alguno el «derecho de Israel a defenderse». «En línea con el derecho internacional y humanitario», ha advertido el Consejo Europeo.

Convengamos, que es mucho convenir, que son matices y gestos «moderados» pero positivos. Lo que falta es pasar de las palabras, de las formas, a los hechos.