Raimundo FITERO
DE REOJO

Diagnóstico equivocado

Está claro que, a cada minuto que pasa, el diagnóstico sobre las guerras a las que ponemos el foco y la atención es menos certero. Asomados a ventanas, plataformas, informativos, redes o manuales políticos, nos informa de que todo lo que nos pasa por este cine de las sábanas ensangrentadas es decepcionante, terrorífico o forma parte de una disruptiva irrealidad conformada por desatinos encadenados que solamente se entienden como un interminable anuncio de armas y pertrechos de guerra y de tratados sobre la imposición del Mal en la Tierra, por lo que todos aquellos que predican el Bien, con un libro sagrado en una mano y una salvación en el más allá o los que aseguran que existen productos químicos que te ayudan a elaborar dopamina de manera exultante por lo que puedes alienarte en busca de una felicidad inmediata, van a ganar adeptos y, por lo tanto, mejoras sustantivas en su cuenta de resultados económicos.

El resto es ignorancia, crueldad, oportunismo, análisis geopolítico de botellón. La vida de los seres humanos está tasada dependiendo de tu lugar de nacimiento, educación, clase y religión. Y si las televisiones se colocan de frente, te pueden provocar una epidemia de miedo o desconfianza. Joe Biden va a llegar a Israel y después de va a Jordania a reunirse con el presidente de Egipto y el de la Autoridad Palestina, mientras coloca su sexta flota reforzada por material de guerra brutal para avisar a Irán y otros países y demostrar que es el chulo del barrio. Putin están reunido en Pekín, con Xi Jinping y Orban de Hungría. ¿Dónde están las llaves, las claves o la rendija?