EDITORIALA

El potencial laboral del país, lejos de emplearse

La Encuesta de Población en Relación con la Actividad del tercer trimestre del año que elabora Eustat no refleja grandes cambios en la evolución de la ocupación y el paro en la CAV. El desempleo aumentó en 1.300 personas y, al mismo tiempo, se registró un incremento de la ocupación de 4.300 personas con respecto al trimestre anterior. La tasa de paro resultante creció una décima. Desagregada por sexos, tanto la tasa de paro masculina como la femenina crecieron una décima. Quizás lo más llamativo sea que el desempleo entre las personas con nacionalidad extrajera aumentó en 2.000 personas, posiblemente debido al carácter más temporal y precario de sus ocupaciones, mientras que el número del resto de parados se redujo en 500 personas.

El aumento de la cantidad de personas desempleadas siempre es una mala noticia, aunque en comparación con las cifras de hace un año ese número se haya reducido en 4.700, lo que significa que durante el último año la cantidad de personas que buscaban empleo y no lo encontraban ha disminuido. Con todo, las cifras de empleados y desempleados hacen que pase desapercibido otro indicador no menos importante: la tasa de actividad. Este índice da cuenta de la proporción entre la población activa -ocupada y desempleada- y el total de la población en edad de trabajar. Y en la CAV sigue siendo muy bajo: apenas el 56,3% de los potenciales trabajadores está empleado o buscando trabajo. Un dato que está dos puntos por debajo de la media del Estado español, pero que es inferior en más de diez puntos al de la Unión Europea. De ello se deduce que, en comparación con nuestro entorno continental, en la CAV hay un número de personas bastante elevado que se ha desentendido del empleo.

A la hora de valorar la evolución del empleo convendría, por tanto, prestar especial atención a las razones por las que tantas personas renuncian a buscar un empleo remunerado. Una tasa de actividad tan baja no solo maquilla las cifras del desempleo, sino que también oculta una importante pérdida de potencial económico, al no emplear el talento, la energía y la creatividad de muchísimas personas.