Itziar ZIGA
Escritora y feminista
JOPUNTUA

Monstruas

Ante unas cañitas, animadas con guisantes espolvoreados en trepanante wasabi, Itxaso y yo compartimos nuestras locuras. No hablo de zorreríos, alegres cotidianidades compartidas… hablo de lo inconfesable. Lo inconfesable que nos sucede a multitudes cuando la vida nos pone al límite, y que nos sucede de manera patriarcalmente aterradora a multitudes femeninas. Hablo del amor, de la muerte, de la creación. De embarazadas que escupen culebras por la boca. De una hija que ante su amadísima madre moribunda, lo que más teme es que se convierta en zombie y la devore. Nuestro género es el terror. “El exorcista” narra la culpa proyectada de una madre trabajadora y separada que teme no estar atendiendo bien a su hija en plena liberación feminista a principios de los 70. Esta no es una interpretación mía, ¡leed “Reina del grito” de Desirée de Fez, malditas!

Transito estos días poseída por “La historia de los vertebrados” de Mar García Puig. Ella enloqueció mientras paría a sus dos criaturas, y mientras era elegida diputada. Ha tenido la valentía y la generosidad, poética y política, de narrarlo, agarradica de la mano de muchas lunáticas encerradas cuando la misoginia se hizo ciencia. La evoco desgreñada y con un camisón blanco cuajadito de barro, en los archivos de los manicomios, no solo para liberarlas después de muertas, también para que hablemos todas en círculo akelarriko, mirándonos al fin, y dancemos juntas con nuestras monstruas.

Fue una epifanía verlas reconocerse, a Mar y a Alana S. Portero (leed su portentosa “La mala costumbre”, ¡siempre malditas!) en la V edición de Letraheridas, aquí en Iruñea. ¡Zorionak y gracias, adoradas Nerea Madariaga y Carolina Otamendi! Verlas reconocerse, como sucede cuando podemos al fin decir la nuestra, y nos miramos con avidez. La locura y la ternura de ser madre, de ser mujer, de ser transexual, de ser feminista, de querer mejorar este puto mundo sin que te rompa del todo, y aunque te rompa, de habitar ese cuerpo extraño que no parece ser tuyo... Hasta que te fundes con otras monstruas.