Raimundo FITERO
DE REOJO

Terreno minado

Desde cualquier punto de vista, la infancia es una etapa de la vida que acumula muchos de los resortes para entender y disfrutar de la vida de manera lineal. En todos los regímenes, religiones y estatutos, se proclama la voluntad de defender y amparar a niños y niñas de manera incondicional. Pero si miras por cualquiera de las ventanas por las que te entra condicionantes tóxicos o remedios naturalistas sobre la existencia de la especie humana, lo cierto es que existen en estos momentos unas acciones contra la infancia en general que podríamos decir de manera tópica que estamos ante un delicado terreno minado.

Las guerras, las migraciones, las miserias, la explotación laboral forman parte de nuestro ritual informativo, de nuestra capacidad para asimilar situaciones que están descaradamente en contra de la infancia. Cuando nos ponemos una camiseta hecha en países asiáticos podemos imaginar que unas manitas de niños y niñas han contribuido a abaratar el precio. Y así hasta la náusea. Ahora mismo en Gaza, vemos niños y niñas en situaciones penosas, con sus cuerpo inertes o llorando ante el caos, la soledad, el desastre.

No obstante, la indignación se vuelve metabólica ante las reiteradas noticias sobre la pornografía infantil. Escribo bajo un impacto habitual: la detención de ciento veintiuna personas, la mayoría varones, pero también alguna mujer, que tenían en su poder quinientos terabytes de contenido pornográfico con niños y niñas. ¿Cada cuánto tiempo se detienen a grupos de esta índole degradante? Cuesta tener una opinión serena sobre estas terribles filias.