Lo más destacable de “El favor” es su enfoque del núcleo familiar como fuente de humor. El trío protagonista, especialmente Sara Sálamo, hace un trabajo aceptable a pesar de los desafíos que presentan los chistes y la antipatía de sus personajes. Sin embargo, la película no logra ir más allá de las convenciones establecidas en el género. Aunque está hecha con acierto técnico, se siente demasiado convencional. Resulta decepcionante que la sátira inicial de los ricos y sus dilemas morales se diluya en un intento de redimir a los protagonistas. Esto es una característica recurrente en las películas escritas por Valor y Garrido, que tienden a optar por finales felices y un toque de ternura en lugar de una conclusión más cruda en las relaciones familiares. En “El favor”, una solícita ama de llaves, interpretada por Luisa Gavasa, solicita un último gesto de gratitud a los egoístas herederos de la familia que ha servido durante décadas. Su deseo es simple: ser enterrada junto a sus antiguos patrones. Sin embargo, cuando los hermanos, encarnados por Inma Cuesta, Diego Martín y Sara Sálamo, se niegan rotundamente, el notario revela oscuros secretos a través de cartas selladas por la anciana.

El equipo detrás de este proyecto cuenta con experiencia en el género, lo que garantiza al menos una película aceptable. La producción, el elenco y los giros del guion están bien ejecutados, especialmente en la forma en que revelan la información, creando un atractivo puzle de secretos. Sin embargo, se echa en falta que la película aproveche al máximo sus oportunidades de explorar la sátira y la intriga familiar, ya que se queda a medio camino debido a una excesiva lealtad hacia sus personajes. Es verdad que se trata de una película fresca, con una estructura simpática, pero nunca asume riesgos.