Raimundo FITERO
DE REOJO

Suena el teléfono

La acumulación de circunstancias similares va creando una imagen aceptada y confirmada: la cantidad de personas que piensan, creen, suponen que pueden ser nombradas ministras que están con un ataque de ansiedad esperando que suene el teléfono de su confirmación. Porque es teoría de la obviedad, lo único necesario para ser ministro es que te llamen, te lo propongan, aceptes y te nombren. No hay muchos más requisitos. Quizás sea la descripción de un síntoma político.

Así que se mantiene la tensión, el ritual, suena el teléfono y tu vida puede dar un cambio radical. Para lo bueno como para el terror. Israel narra con un cinismo absoluto que llama por teléfono a los habitantes de ciertos lugares de Gaza para avisarles de que van a bombardear su casa. Es sadismo puro. Si es cierto, malo, cunde el pánico y se deben tomar decisiones inmediatas y si es mentira, la angustia que provoca debe tener consecuencias tan graves. Y claro, si no salen huyendo, bombardean, se produce la masacre, pero es culpa de los que no atendieron debidamente la sentencia telefónica. Deben estar haciéndose encuestas demoscópicas de urgencia vía telefónica y el uso mediático de sus resultados nos dice que, en Argentina, Milei puede ganar por un escaso margen. La polarización es tremenda. Y en un estudio en Catalunya se asegura que en las próximas elecciones legislativas catalanas ganaría el PSC. Suenan los teléfonos en coordenada coreografía de desvelos políticos. Hay que imaginarse las veces que comprueba si tienen cobertura aquellos que esperan un premio ministerial propio o familiar.